A casi un mes de que fuera detenido por militares encapuchados y vestidos de civil que irrumpieron en su domicilio en Maneadero, sin órdenes de cateo, Ramón Durán Muñoz de 84 años de edad, murió a bordo de una ambulancia cuando era trasladado desde el Cereso al Hospital General de Ensenada.
El señor Ramón Durán Muñoz, desde que fue detenido por el ejército y puesto a disposición de la Procuraduría General de la República que lo trasladaron a Tijuana varios días después, estaba grave de salud.
Pese a las peticiones de familia los días que permaneció en poder del ejército primero y de la PGR después prácticamente incomunicado, se le negaron los medicamentos que eran indispensables para tratar su diabetes y otras enfermedades crónicas degenerativas que padecía debido a su edad.
Desde hace dos semanas dentro del Penal de la Mesa donde fue internado por el Juez Quinto de Distrito tras validar la incursión del Ejército sin ordenes de cateo en la vivienda y pese a la edad del anciano, Durán Muñoz estaba delicado por lo que presuntamente fue internado en la enfermería.
A mediados de la semana anterior por incompetencia el caso se pasó del Juzgado Quinto de Distrito al Juzgado Décimo en Ensenada para iniciar el traslado a esta ciudad donde se llevaría el Juicio.
Sin embargo no se pudo realizar el traslado debido a la creciente gravedad de Durán Muñoz, quien este lunes amaneció un poco mejor y pudo ser trasladado a la Cárcel de Ensenada a donde ingresó alrededor de las 17:00 horas.
Sin embargo apenas una hora después su estado de salud se agravó para finalmente ser necesario que una ambulancia lo sacara del Cereso para trasladar al Hospital General.
Al llegar al Hospital aun con signos vitales casi al límite y respiración artificial, Ramón Durán Muñoz de 84 años de edad dejó de existir.
Cabe destacar que pese a las acusaciones que en su contra hizo el Ejército por acopio de armas y narcotráfico, este hombre no contaba con ningún antecedente penal.
Pese a su edad por ordenes del mismo ejército pese a la gravedad de su salud, no se permitió que el anciano, llevara el proceso en su domicilio, del cual desde hacía muchos años por causa de sus enfermedades apenas salía.
La noche del 7 de marzo, militares hurgan en el refrigerador de las casa.