La estrella del negocio es Sabina Bandera González, una mujer menuda de cabello corto y entrecano, con una sonrisa contagiosa y un carácter que logra en pocos minutos echarse a todos a la bolsa, porque aunque la carreta este llena de comensales, es capaz de mimar a cada uno de ellos.

Nativa de Huitzuco, Guerrero, de la llamada Tierra Caliente, Sabina llegó a Ensenada recién casada hace 36 años, con su gran amor, su esposo Luís Eduardo Diego y lo que era una simple visita a sus suegros se convirtió en un nuevo hogar.

Los padres de Luis Eduardo tenían en Ensenada una carreta de cocteles de almeja... un negocio con 52 años de antigüedad de los cuales 22 han sido en la misma ubicación donde están actualmente, en la esquina de Alvarado y Primera.

Recién llegada, Sabina empezó a trabajar junto con su esposo en la carreta de sus suegros y muy pronto su sazón se sumó a las combinaciones que podían ofrecerle a los clientes.

Actualmente en la carreta de la Guerrerense hay 14 tipos distintos de ceviche, 13 salsas y todas las posibles combinaciones de cockteles de mariscos en frío.

Ella y sus platillos se han hecho famosos por el reconocimiento de sus clientes y de chefs nacionales e internacionales entre estos Anthony Bourdain, quien ha dicho que vale la pena conducir desde Los Ángeles a Ensenada por probar su comida.

Para Sabina estar en Newswek es un orgullo, pero no es la primera vez que “La Guerrerense” es incluida así en un medio de comunicación reconocido en el mundo; tampoco es la primera vez que ha obtenido premios en el extranjero.

Antes la han entrevistado para National Geografic, New York Times y muchas revistas de gastronomía que han hecho crecer la fama de su sazón.

Apenas hace unos días se trajo dos premios a Ensenada: uno de Pasadena California por una preparación con almeja y el 21 de julio otro mas de California, también con una preparación de almeja con caracol.

“La Guerrerense” desde hace 12 años forma parte de los invitados permanentes de las Fiestas de la Vendimia, donde participa en aquellos eventos donde se combinan vinos con pescados y mariscos; ella lo mismo prepara platos a base de concha para un banquete, que da conferencias y cursos a Chefs de todo el mundo.

Pero a pesar de la fama que ha adquirido, Sabina no pierde la sencillez y el sentido del humor. Ella personalmente atiende junto a su esposo y sus hijos el negocio familiar... la carreta que luce siempre llena de comensales que llegan a probar alguno de sus ceviches: de pulpo, de camarón, de almejas, caracol, choro (mejillón), ostión o pata de mula.

Ella recuerda: “Me traje algunos platillos, la mitad, los otros ya estaban y son con la receta de mi suegra”.

Pero Sabina si tiene sus propios inventos, sus salsas de las que dice: “son 13 de distintos tipos, entre estas hay de nuez, almendra, cacahuate, aceite de oliva, chilitos del jardín, beso de ángel, exótico, suegra, diablito, pepino endiablado y mango endiablado”

Las describe: “El de la suegra es dulce, el del diablito un demonio de chile habanero... un agridulce de mango endiablado; en total cuatro de las salsas son con habaneros y pican”.

“La Guerrerense no presume una falsa modestia, esta orgullosa de trabajar de sol a sol y de hacerlo bien, “Si usted prueba mi comida y mis salsas va decir guauuu”.

Sabina tiene la carreta tapizada de fotos, muestra sus últimos trofeos, dos revistas, una de ellas la que la ubica entre los 101 mejores lugares para comer en Latinoamérica.

Presume un poco las fotografías con chefs que protagonizan distintos programas de televisión en México y el mundo, prepara una tostada para un cliente al que de pasadita apapacha y luego recuerda que tiene un evento a las tres de la tarde, donde va dar un curso a chefs y ya pasa de mediodía.

Siempre es así, señala su esposo, y ella le sonríe y se da tiempo de coquetearle mientras aclara: “ ya están grandes mis hijos... mi bebé tiene 29 años, yo tengo un evento a las tres de la tarde, y así nos dividimos toda la familia todo el tiempo”.

Antes de despedirse recuerda que aun tiene muchas cosas por hacer, pero por ahora, seguir trabajando en algo que le encanta; parte de su éxito es que al compartir a otros sus secretos, ella misma no deja de aprender.