Decenas de hombres, algunos con sus familias para enfrentar a los policías, llegaron a la zona de conflicto, algunos desde anoche y otros al amanecer, para armarse con piedras, palos, machetes y una barricada de piedra rociada con gasolina.

Aunque el llamado era por parte de los locatarios a la no violencia, las botellas con gasolina, estaban listas para ser encendidas al arribo de los agentes y algunos hombres encapuchados esperaban la señal para actuar.

A las siete de la mañana, en el camino que lleva a la Bufadora, algunas unidades tipo Pick Up podían observarse con los hombres que fueron llevados para enfrentar a los agentes con la promesa de un pago.

En el acceso a la zona comercial, en una cartulina se hacía la convocatoria para estar a las ocho en punto de la mañana en el sitio en conflicto, un derecho de vía, convertido en una próspera zona comercial turística, que pelan Ejidatarios que ganaron en un litigio al Estado pero del cual se dicen propietarios particulares y no quieren liberar locatarios a quienes el gobierno del Estado “regularizó” mediante un Fideicomiso que ya no existe.

Entre las 7 y media de la mañana la tensión fue creciendo en el lugar, mientras un grupo de locatarios determinó de última hora adelantarse al anunciado desalojo, para acudir a la carretera donde colocaron en varios puntos del sinuoso camino, rocas para cerrar el paso y una llanta encendida.

El paso a la zona comercial, fue cercado previamente con alambradas y cerrados todos los negocios, los estacionamientos de 2.50 dólares por unidad y los sanitarios de 50 centavos de dólar también estaban fuera de operación.

Alrededor de las 8 y media de la mañana de los que habían salido primero rumbo a carretera para cerrar el paso, regresaron dos unidades para avisar “Las patrullas ya vienen” y agregar: “Agarraron a Juan, lo tienen detenido”.

Unos minutos después se observaron en lo alto del mirador que se ubica justo en el cerro sobre La Bufadora a varias patrullas que acudieron a estudiar la zona.

Luego de varios minutos en que parecía que bajarían por el cerro, subieron a las unidades para regresar por donde llegaron.

Minutos después, el único Oxxo que existe en la zona abrió una rejilla, para vender café, agua alimentos y hacer recargas de celulares. Los locatarios por su parte empezaron a repartir tortas y por minutos la tensión se relajó.

Sin embargo la advertencia estaba ahí, los policías estaban en Maneadero reunidos en espera de la nueva orden del Juez y el actuario para ejecutar el desalojo.

Pocos minutos después de las Diez de la mañana, en la curva que baja a la zona, aparecieron una tras otra las patrullas, mas de una docena encabezadas por el jurídico del Ayuntamiento, el Director de Seguridad Pública, sus jefes operativos y algunos reporteros y fotógrafos.

Los policías bajaron con escudos y cascos antimotines, solo las primeras dos líneas, y las restantes como en una operación común, armados pero sin protección en la cabeza excepto chalecos antibalas

Del otro lado los esperaban los locatarios y los contratados con machetes, con palos y con botellas rellenas de gasolina y trapos listas para encender y lanzar.

Salieron a relucir machetes que rayaban contra el pavimento y las piedras al tiempo que lanzaban consignas.

Algunos se habían embozado ya con paliacates y trapos para cubrirse el rostro, mientras las mismas mujeres que habían llevado a sus hijos para usarlos como escudos, empezaban a llamarlos para quitarlos del riesgo inminente en que los colocaron ellas mismas de forma intencional.

Tras cruzar la primera barricada de vehículos una treintena de policías se formaron en espera de instrucciones, mientras del otro lado, entre los locatarios y los contratados, lo mismo había llamados a la cordura y la no violencia que, llamados a cobrar venganza por lo que supuestamente les debían los azules.

Un contingente mas de agentes policíacos, alrededor de un centenar de ellos, esperaba en tanto a mas de 20 metros de distancia en espera del llamado.

Se realizó un diálogo entre las partes y luego de casi media hora en que por minutos parecía que de un momento a otro alguien empezaría el enfrentamiento el Director de la policía decidió que mejor se replegarían.

Primero con asombro, los locatarios observaron como los policías y funcionarios empezaban a salir por donde entraron y de nuevo llamaron a no lanzarles piedras ni objetos o iniciar algún ataque.

El Director de policía decidió que no había condiciones para efectuar el desalojo por el riesgo que implicaba para las mujeres y niños usados como escudos y simplemente se retiraron mientras la resistencia de La Bufadora empezaba a festejar.

Presuntamente se deberá dar una nueva fecha para el procedimiento de desalojo.