Mientras el conteo de muertos sigue tras el terremoto de 7.1 grados en el centro del país donde a la medianoche se hablaba ya de más de 210 muertos, nuestro compañero Manuel Sánchez quien actualmente estudia un Doctorado en el Colegio de México, (Colmex) nos compartió, su experiencia entre el momento del sismo y las primeras horas que le siguieron.
RECUENTO: no fue hasta que vi que las mesas se movieron bruscamente y la luz del salón parpadeó que no hubo duda. "Dejen sus cosas, vámonos". Llegué al colegio un poco antes de las 11, por lo que me tocó el final del simulacro, pero había alcanzado a leer la circular que señalaba los puntos de encuentro. Salimos al pasillo y el sismo no se detenía, de un momento a otro se sintió la frustración de ser tantos y la puerta tan pequeña. Bajamos las escaleras y unos se fueron a la entrada del colegio. Ya había dejado de temblar, pero no mis piernas. El susto pues.
Un guardia gritó "pegados a la pared". Otro grupo, entre los que yo iba, nos fuimos a otro punto que recordaba: el patio cerca del estacionamiento. La alarma sísmica sonó en medio de todo este movimiento. El colegio está diseñado para ajustarse a la forma del terreno rocoso-volcánico de Pedregal. Es una construcción muy sólida. Saber que se sintió así, aquí, era señal de lo que pudo haber sucedido en otros lugares. Tratando de que se nos bajara el susto, esperamos a que revisaran el edificio.
Poco después regresamos a las actividades, pero todos desconcentrados. Empezamos a ver los videos de lo que sucedió en el centro: edificios, puentes, supermercados caídos. Otros cuantos trataban de localizar a familiares pero la red celular se saturó.
El colegio suspendió actividades y salimos a un caos de tráfico. Alarmas de ambulancias y patrullas por todos lados. Parecía de esas películas del fin del mundo en donde las grandes masas de personas caminan hacia quién sabe dónde.
Agradecí mucho no tener la preocupación de tener familiares en la ciudad, pero no podía evitar sentir empatía por aquellos que sí los tenían.
También estaba preocupado. Así, llegamos a CU y luego a mi depa. Al parecer, el edificio también está fuerte, no veo grietas. Dos compañeros del doctorado nos acompañamos parte de estos caminos. Les comentaba que desde chiquito la grabación del simulacro de sismo me sembró el miedo a estas catástrofes naturales cada 19 de septiembre. La ironía.