De la energía eléctrica que se genera en nuestro país, 20.3 por ciento se produce a partir de energías limpias. Esto quiere decir que vamos por buen camino, ya que la meta propuesta para 2018 es que ésta alcance 25 por ciento, según declaró el Dr. Edgar Santoyo Castellazo, director de Innovación Tecnológica de la Secretaría de Energía (SENER), en el IV Foro de Energías Renovables realizado en el CICESE.
Cuando se habla de energías limpias se refieren a cualquier planta basada en combustible fósil que tenga tecnología de captura y almacenamiento de carbono, la hidroeléctrica, nuclear, cogeneración eficiente y las fuentes de energía renovable (eólica, solar, bioenergía, entre otras).
Santoyo Castellazo agregó que el mayor potencial en México está en aumentar la eficiencia energética y en las energías renovables (por arriba del cambio en el uso de combustibles y en el uso de energía nuclear), siendo la geotermia una de las más importantes. Durante su participación señaló que como país enfrentamos un gran reto “¿cómo aseguramos el suplemento energético cuando también necesitamos reducir las emisiones de gas de efecto invernadero y esto hacerlo de una manera sustentable?”
En este sentido México se ha unido a una iniciativa llamada “Misión Innovación” que involucra la participación de 22 países. Dichas naciones se comprometen en, al menos, duplicar la inversión en investigación, desarrollo tecnológico e innovación en lo que se refiere a energías limpias.
Otra de las acciones para caminar hacia la generación de energías limpias ha sido la creación de los centros mexicanos en innovación de energía (CEMIE) solar, geotérmica, eólica, oceánica y de bioenergías, así como el recién creado en redes eléctricas inteligentes.
En el tema de las energías que provienen del océano (por oleaje, mareas, corrientes y por gradiente térmico y salino), donde cada una tiene diferente grado de desarrollo, uno de los grandes retos es lograr que la tecnología coexista con el cuidado de los procesos ambientales, y que no generen, además, un desequilibrio social, indicó en conferencia de prensa el Dr. Rodolfo Silva Casarín, responsable técnico del CEMIE-Océano.
Otro reto en el que estamos todavía peor, agregó, es el marco regulatorio, pues ni siquiera existe. “Eso es peor, porque tienes un prototipo, quieres irlo a colocar en la zona marina, y entonces te dicen que no hay una regulación: (la autoridad dice) ‘no tengo cómo decirte si se puede o no se puede, o cómo se puede’, y entonces ahí queda. O pasa por la Ley de Vertidos y te lo tratan como si fuera un contaminante y al final eres tu quien debe demostrar que no contamina”. O los materiales, que tienes que demostrar si tienen o no una reacción química o biológica, “y si demuestras que no interfiere, debería de permitirse…”
Pero todavía hay algo peor: que no tenemos experiencia. “Ponemos un dispositivo y se genera un obstáculo aparente para las especies. Una ballena o la especie que me pongas, ¿la va a ver como un juguete o como un estorbo? O el tema de las ondas acústicas o electromagnéticas, ¿eso realmente les afecta o no? Hasta que no probemos, no tendremos la certeza. Pero la ley te pide que tú no las afectes. Entonces estamos entrampados”.
Por otra parte, el responsable técnico del CEMIE-Eólico, Juan José Rivera Grijalva, informó que a pesar de que el potencial de esta energía en Baja California es muy alto, “lo que se está utilizando es una parte mínima de las posibilidades que se tienen”, y anunció la instalación en un futuro próximo de tres nuevos parques industriales eólicos en la entidad.
La posibilidad de que se instalen “estriba en fundamentar muy bien los estudios de factibilidad técnica económica, que son los que van a dar la viabilidad económica, en cuanto a costo de energía, para ser exitosos”. Y en cuanto al impacto que pudieran tener en las comunidades, aseguró que los estudios de impacto social ya son un requisito de la SENER que debe renovarse de manera periódica (cada 5 años) para ver cómo ha sido este impacto y si se han cumplido las expectativas y los objetivos establecidos en los estudios iniciales.
El Dr. Ignacio Martín Domínguez, académico del Centro de Investigación en Materiales Avanzados (CIMAV) indicó que otra de las acciones en este sentido ha sido la creación de un consorcio multidisciplinario de energías renovables entre distintos grupos de trabajo pertenecientes a distintos centros de investigación del CONACYT.
“Estamos por conformar un consorcio entre el CICESE, CIMAV, el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (CIDESI), el Centro de Investigaciones en Optica (CIO) y probablemente dos centros más, donde queremos hacer sinergia para conjuntar experiencias de grupos de trabajo en un tema similar para dar forma a proyectos y desarrollos holísticos que puedan resultar en mejores aplicaciones. Las actividades estarán enfocadas a hacer cosas aplicadas a la industria y nos abocaremos en un sector específico, que es la aplicación de energía solar”, indicó el académico del CIMAV.
Durante el IV Foro de Energías Renovables también se contó con la participación del ingeniero Miguel Nieblas Cuevas, encargado regional del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), quien compartió con los asistentes las funciones del fideicomiso.
“Nosotros brindamos apoyo a personas físicas, físicas con actividad empresarial o personas morales. Estamos limitados a proporcionar apoyo a la tarifa Domiciliar de Alto Consumo (DAC) con instalaciones de paneles solares. El resto de las tarifas (industriales y agrícolas) se les puede financiar de todo tipo de producto mientras nos pueda demostrar el ahorro energético y económico que van a tener”, explicó.
El Foro de Energías Renovables se realiza anualmente gracias a un equipo de trabajo representado por los investigadores Pilar Sánchez, Daniel Sauceda y Vanessa Magar, todos académicos del CICESE.