La adquisición de productos o servicios se ha convertido en una de las principales formas de construir una identidad en la época contemporánea, sin embargo, esta búsqueda constante de generar un sentido de existencia, puede llevar a realizar compras compulsivas y más bajo el escenario que ofrece la época navideña, así lo explicó Osvaldo Gutiérrez, Académico de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Tijuana.
De acuerdo con el Maestro en Psicología, una compra compulsiva se define como Aquella insistencia irrefrenable de poder adquirir algún producto, necesario o no, e independiente a las posibilidades económicas, de uso y utilidad. Sin embargo, esta práctica puede alcanzar niveles de adicción, por lo que en algunos casos va más allá de la incidencia de las marcas y sus estrategias de promoción o publicidad de la temporada.
Para la Doctora Marina Alvelais Alarcón, Académica del Campus Tijuana en el área de la Neuropsicología, esa necesidad de realizar una compra es generalmente resultado de un hábito adquirido desde la infancia, donde recibir un objeto material nuevo es reconfortante y la constancia genera una asociación de eventos con emociones; por lo que es un tema en el que inciden diversas disciplinas del conocimiento.
Ambos coinciden en que gran parte del tema recae en el llamado “Límite”, que ha falta de un órgano claro que regule dichos impulsos, lleva a que por su propia mano el ser humano a través de sus diversas etapas del desarrollo y la incidencia de quienes lo rodean construya su principio de realidad.
Es el que nos invita a asumir que nuestros deseos no son órdenes, que nuestros deseos están acordes a fines culturales, sociales, morales, estéticos, éticos y legales, asegura Gutiérrez.
En este sentido, comparten que gran parte de esa incidencia proviene del círculo familiar, donde hechos como obtener buenas calificaciones o comportarse de manera correcta son reconocidos con obsequios, llegando al punto de convertirse en una demanda en la lógica de los niños y adolescentes. A lo anterior también se agregan las ausencias de los padres, que ante un contexto que exige la necesidad laboral de ambos, buscan solventar o recuperar las ausencias con objetos materiales.
Entonces cuando asociaciones las compras con una recompensa el cerebro trata de conseguirlo las más veces posibles, a esto también se le suman las cuestiones culturales y además carencias psicológicas, provocando que dichos elementos se busquen suplir con una compra, concluyó Alvelais.