La industrialización consiste en la producción de bienes a gran escala, consecuentemente, demanda un gran volumen de recursos naturales, generando en muchas ocasiones escases y contaminación. Recordemos en fechas recientes el rechazo de los habitantes del Valle de Mexicali por la construcción de una planta cervecera por cuestiones relacionadas con el agua.
Al mismo tiempo, muchas transnacionales han puesto en marcha acciones para que sus procesos de fabricación sean sustentables y ocasionar así el menor impacto ambiental posible. La Organización Mundial de la Salud cita en una publicación algunos ejemplos mexicanos:
Coca-Cola Femsa, la embotelladora más grande de América Latina tiene planeado para el año 2020 reducir de 2 litros de agua para producir un litro de Coca-Cola a 1.5 litros. Al mismo tiempo busca reciclar al menos 90% de los residuos que generan en cada una de las plantas.
La cerveza Heineken busca para 2020 compensar más de 2.4 millones de metros cúbicos de agua en las plantas de México, y reducir el consumo de agua a 2.5 litros de agua por litro de cerveza producida. La misma marca también desarrolló un bioplástico hecho con 25% de fibra de cebada para fabricar vasos, lo que representó dejar de utilizar 10,000 kilogramos de plástico; estos vasos se utilizaron para el festival de música Vive Latino de este año en el Foro Sol de la Ciudad de México.
Por otro lado, el Grupo Bimbo utilizó el año pasado arriba de 60% de materias renovables para sus empaques, como charolas de plástico biodegradable, papel reciclado en cajas corrugadas y cartón plegable.
Como consumidores, podemos exigir que las empresas nos vendan productos de calidad al mismo tiempo que cuidan nuestro planeta.
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