Oscar Baylón Greco subdelegado de Pesca en Baja California explicó que esto se deriva de una reunión celebrada el pasado 3 de enero del 2019, en la que participaron por primera vez, no solamente mandos y autoridades sino también representantes del Sector Pesquero de San Felipe.

Este sábado se tenía programada una nueva reunión en Puerto Peñasco en donde el Congreso Federal a través de la Comisión de Acuacultura y Pesca y las cámaras locales del gobierno de Sonora, se reunirían con académicos, sector pesquero y gubernamental para la instalación de mesas de trabajo donde se busquen salidas para esta situación.

A la fecha el gobierno federal, revisaba el tema de la compensación, que se analizaría con una nueva administración que tiene restricciones económicas para dar cabida y justificar formalmente la posibilidad de agendar o no recursos para los pescadores.

Pero no se trata solo de las compensaciones sino los decretos en materia ambiental, que tendrán que revisarse con otra óptica por parte del gobierno federal y pescadores, para ver cuáles serán los caminos de corto, mediano y largo plazo que hay que seguir para que los pescadores de San Felipe y el Golfo de Santa Clara salgan a pescar.

Esto sin poner en riesgo otras pesquerías importantes para el país, o protegidas como la vaquita y la totoaba dada la presión de organismos internacionales no gubernamentales que presionan a través del gobierno de Estados Unidos para que los productos nacionales derivados de la pesca en México puedan comercializarse en Estados Unidos.

Desde hace meses, recordó quien exporta productos marinos presenta un certificado de admisibilidad, que debe firmar la CONAPESCA para aquellos que quieren exporta escama a Estados Unidos.

En este certificado se certifica que estos productos fueron capturados por pescadores que trabajan fuera de las zonas del hábitat de la vaquita marina.

El reto de subsecretarios y el comisionado es cómo conciliar tanto el tema de conservación, con el aprovechamiento de recursos naturales en áreas que se encuentran en la zona administrada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y con las artes de pesca tradicionales o con la instrumentación de nuevas artes de pesca.

Es un enorme reto, que se puedan conciliar los temas de protección y conservación con el aprovechamiento que no se ha logrado en el Golfo de California en la zona de vaquita y totoaba.

Por ahora explicó Baylón Greco, “existe un enfoque más conciliador por parte de la Secretaría del Medio Ambiente y vemos un enfoque también de mayor acercamiento de incorporar al sujeto social, que es el pescador y que participe en el proceso”.

En la primera reunión hubo propuestas interesantes tanto de área dura, ligados a los temas de conservación, -posición de la CONABIO – sobre (experimentar con las nuevas propuestas de pesca tradicional, en donde bajó protocolos muy estrictos con observadores científicos, se puedan evaluar los riesgos o no riesgos con esas artes de pesca y romper mitos sobre la conservación y la protección y que estos van en contra de las actividades productivas.

La propuesta es buscar el punto intermedio que aseguren la supervivencia de la vaquita marina, y asegure la no intervención de las artes de pesca en las poblaciones de la totoaba y que los pescadores puedan trabajar y continuar sus actividades económicas.

Entre los pescadores hay dos temas que muestran una gran inseguridad sobre su aplicación, una es que a partir del pasado mes de noviembre con la terminación de las funciones del anterior gobierno se interrumpió el programa de compensación económica de la cual eran beneficiados los pescadores que se dedicaban a la pesca del camarón en San Felipe y en Sonora.

El segundo tiene que ver con la incertidumbre que da el no poder pescar en las zonas tradicionales de pesca ni camarón ni escama, debido a los decretos de exclusión de la pesca en la dimensión de las últimas poligonales que prácticamente los limitó a pescar al sur de puertecitos.

Y ante estas circunstancias los pescadores han presentado su inquietud y su inconformidad ante las medidas del gobierno que los limita enormemente para desarrollar la actividad pesquera y por lo tanto no poder llevar el sustento económico que tanto requieren sus familias.

Pero por si esto no es suficiente a finales de febrero, inicia la temporada de curvina, con la cual ellos se ven beneficiados porque significaba una compensación adicional por la no pesca.

Esa circunstancia también presenta un grado de complicación porque no hay certidumbre de que puedan salir a pescar de cara a los nuevos decretos que se emitieron en 2018.