Casi al llegar al segundo piso, de regreso de la Sala de Regidores, ya no podía más, el dolor le punzaba el tobillo y el bastón le servía de poco en un camino al que aún le faltaba el tramo en microbús hasta las Lomitas.

Pero lo más difícil me dijo eran las escaleras, una pesadilla que estaba dispuesta a enfrentar porque tenía la esperanza de que ahora sí, algún regidor le diera una respuesta para conseguir una lona y una mesa para poder ir a vender sus cosas de segunda.

Con una hija con un problema que la mantiene con discapacidad, una nieta de tres años, es su nieto que estudia y trabaja, el que la hace fuerte con algo de dinero para comida. Ella vende algunas cosas de segunda pero no tiene una lona donde refugiarse y una mesa donde mostrarlas cuando va a Los Globitos.

Sin embargo, Mélida, este viernes bajó los escalones de regreso, sin respuesta de los Regidores, sin soltar su bastón y a su nieta, acompañada por su hija que trataba de ayudarla y evitar que el dolor de su pierna aumentara.

Así es siempre, dijo, hacen esperar mucho tiempo y luego te dicen que regreses o ellos te avisan.

Lo malo, no fue ahora regresar sin respuesta, sino que los dos elevadores no sirvieran, siempre está descompuesto uno, pero ahora fueron los dos.

Por cierto, el otro elevador, el personal que usa el Alcalde, ese nunca se descompone en la “Casa Municipal”. Al parecer es a lo único que si le dan mantenimiento en esta ciudad.