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La inusual regata Newport en Ensenada de 1970

Y el escándalo que se formó en los medios

  
Nota publicada el 17 de julio de 2014
por Rafael González Bartrina

En las décadas de los años 50s y 60s del siglo pasado, el evento turístico más importante del año en Ensenada, era, sin duda, la regata anual Newport – Ensenada, que se ha realizado desde 1948. Es la carrera de yates internacional más larga en continuidad en el mundo. Cuando dio inicio, compitieron 117 yates de diversos tamaños de los cuales solo 65 terminaron la carrera.

Año con año la popularidad de esta competencia deportiva fue creciendo en número de participantes y, mayormente, en número de “acompañantes” que se daban cita en Ensenada a esperar a los competidores para unirse en la celebración.

Esta competencia se lleva a cabo a finales del mes de abril y muchas de las veces coincide con el fin de semana cercano al 5 de mayo, fecha indiscutible que nuestros vecinos del sur de California han dado por celebrar, informalmente, como el principio del verano.

En la actualidad y debido sin duda a una multitud de factores han afectado tanto la participación de competidores así como los tradicionales “acompañantes”.

Para la reseña de esta ocasión quiero recordar la regata de 1970. Evento que, sin duda, quienes hayan sido residentes de Ensenada en ese verano lo recordaran, y no precisamente como sobresaliente en el ramo deportivo.

Era la última semana del mes de abril de 1970. El número de embarcaciones participantes excedía 650, se estima que los “acompañantes” llegaban a ser decenas de miles, la ocupación hotelera fue del 100 por ciento. Además del hospedaje “informal” en campos turísticos a lo largo de las playas desde San Miguel, hasta Estero Beach.

Para poder entender un poco más adecuadamente como era el ambiente entre el turismo en ese fin de semana hay que detallar, aunque sea muy someramente, como era la composición social, en gran parte de esta multitud de visitantes.

En la gran mayoría de estas personas eran de edad que oscilaba entre los 18 y 28 años de edad. De apariencia “normal” para los finales de 1960s, En los hombres el pelo se usaba largo y descuidado, barba dejada crecer sin atención, la ropa sumamente informal y nada esmerada. Se les llamaba “Hippies y/o Beatniks” lo mismo que las mujeres, actuaban con una actitud de menosprecio por comportamiento social tradicional. El uso y consumo de drogas “ligeras” y “pesadas” variaba desde la marihuana, hachís, hongos, peyote, pastillas alucinógenas era generalizado entre esta juventud en sus lugares de origen. Sin embargo el uso de estas drogas entre estos visitantes no era tan generalizado, ni tolerado por nuestras autoridades. Los establecimientos turísticos “cantinas, bares y demás” atiborrados en exceso, a tal grado de obligar a la fuerza pública a tratar de dispersar a las masas congregadas a las puertas de estos lugares.

Lo peor llego en la tarde del viernes primero de mayo. El alboroto en el cruce de la Avenida Ruiz y Calle Primera era tal que los celosos guardines del orden público, pretendieron, inadecuada y torpemente, dispersar a la multitud con resultados desastrosos.

Los escasos policías fueron incapaces de imponer orden. Algún “mando” en total prueba de inefectividad e irresponsabilidad pidió el “apoyo” del cuerpo de bomberos, quienes hicieron presencia en la calle Primera entre Ruiz y Ryerson utilizando las mangueras que con chorros inocuos que como único efecto produjeron una reacción jocosa de parte de los revoltosos quienes en postura burlesca retaron a los bomberos para que los “bañaran”. Las “Julias” no se dieron abasto en remitir a quienes tuvieron al alcance.

No hubo daños materiales ni personales que lamentar. Los incidentes llegaron a los medios nacionales e internacionales, quienes los sacaron de contexto y en un estilo amarillista resaltaron lo negativo, dando la impresión de un desorden social comparable con saqueo y pillaje, cuando en realidad fue una demostración de ineptitud y falta de criterio de nuestras autoridades responsables por asegurar la seguridad social, tanto de residentes como visitantes.Nunca más las regatas fueron tan concurridas. Los tiempos cambiaron para siempre.

En mi próxima contribución narraré la intervención del connotado periodista y escritor don Luis Suarez que a la fecha era director de redacción del seminario Siempre! Quien dedicó un extenso artículo sobre este incidente y quien lo titulo” Ensenada secuestrada”. En esa oportunidad tuve la osadía de “ponerlo en su lugar” con una carta que fue publicada en ese semanario bajo el título de “Ensenada libre”.

Rafael González Bartrina. Rafael González y Bartrina. Miembro del Seminario de Historia de Baja California y del Consejo de Administración del Museo de Historia de Ensenada A. C. rafaelgonzalezbartrina@gmail.com
 
 

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