Después de muchos años de que usuarios de Facebook manifestaran de distintas maneras la necesidad de botones adicionales para expresarse respecto a una publicación, especialmente un "no me gusta", el pasado 24 de febrero la gigante de Palo Alto puso en circulación seis botones que acompañan al tradicional like. Sorprendió el hecho de que casi simultáneamente Chevrolet lanzó un anuncio para el nuevo modelo de Malibu con base en este juego de expresiones digitales.

La comunidad internacional del marketing se ha manifestado de manera positiva, pues comprenden que la retroalimentación del like era apenas suficiente para medir los esfuerzos publicitarios. Ahora con una gama más amplia de emociones asociadas a una publicación, dicen que podrán determinar el rumbo que tienen las acciones propuestas por ellos o bien, por sus competidores.

El problema, como siempre, será la lectura.

El anuncio de Chevrolet, que no tardó en hacerse viral, cumple un rol de educación hacia el publico que en la estrategia resulta fundamental: a grandes rasgos se muestran decenas de actividades que pueden gustarnos, pero cambiar del pulgar (me gusta) al corazón rojo (me encanta) implica mayor profundidad en la expresión.

Para tener una interpretación correcta de lo que significan las estadísticas, el analista deberá tener una visión muy clara del contexto en que se dan las reacciones y la pregunta inmediata será el porqué de estas, sin embargo la tendencia de automatización que actualmente domina las plataformas publicitarias, enfrentarán un reto mayúsculo al tener que tomar decisiones sobre lo publicado.

Ahora, por ejemplo, la plataforma publicitaria de Facebook permite impactar a grupos específicos, segmentados de forma demográfica, por algún gusto particular o bien, seleccionando sólo a aquellos usuarios que son seguidores o a quienes tienen cerca.

No sería extraño que en el futuro cercano las herramientas de segmentación automática eliminaran el factor azar, para utilizar estos botones de reacción como fuente primaria de información para identificar a consumidores potenciales, todo desde un algoritmo matemático.

Este tipo de decisiones llevaría muy pronto a que se intensifique esa sensación de más de lo mismo y lo curioso es que las nuevas plataformas informáticas para comunicación, como Snapchat, están ahora mismo apostando por todo lo contrario: el desdibujo de los limites que encasillan a la persona en el mundo de sus preferencias, a cambio de un espacio de mayor libertad con base en las actividades cotidianas.