La comunidad internacional de videoblogueros reaccionó mal ante las nuevas reglas anunciadas por You Tube, con las que se pretende la autorregulación en los productores de contenido para que sus piezas sean "políticamente correctas" y no terminen por arruinar la reputación de los anunciantes.

Para hacer un poco de análisis al respecto iniciemos con una revisión sencilla sobre como funciona la industria.

Prácticamente cualquier persona tiene posibilidades de abrir una cuenta en esta red social de videos y utilizarla como un depósito en línea que permite compartir de forma eficiente lo que se desee. Cuando el usuario decide ganar dinero por hacer esto, además de lo regular debe cumplir con registros adicionales: bancarios y fiscales. De esta forma, si el material atrae al público You Tube puede insertar publicidad y compartir las ganancias con el productor.

La perspectiva del anunciante es la menos conocida. Cuando una empresa decide hacer un esfuerzo publicitario debe elegir en principio a que público se quiere enfocar y utilizar para esto las herramientas correspondientes para hacer la selección. ¿interesa público de todo un país o de ciertas ciudades? ¿deben ser hablantes de alguna lengua en específico? ¿de algún sistema operativo en especial? Opciones como está permiten que la publicidad en Internet se enfoque de manera certera en el mercado al que se desea impactar, sin importar mucho el contenido que consume el usuario: mientras cumpla con los criterios de segmentación, el anuncio podría ser desplegado en un video musical, un chiste o una noticia.

Cuando una empresa contrata, digamos, un millón de impactos a distribuirse por medio de You Tube, puede tener la certeza de que se van a emitir, pero un control mínimo sobre el video que servirá de marco para el anuncio y aquí es donde empiezan los problemas, pues aunque todo anunciante busca exposición de su marca, siempre existe una asociación entre el anuncio y el contexto en que se muestra.

Imagine lo absurdo que resulta cuando se promueve una escuela primaria que educa con valores, sobre un video de chistes sexistas. El impacto se cumple pero no de la mejor manera posible.

Así lo especifica You Tube al exponer las nuevas politicas:

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El contenido que se considera "no apto para anunciantes" incluye, pero no se limita a lo siguiente:

Contenido sexualmente provocativo, como imágenes de desnudos parciales o humor sexual.

Violencia, que incluye imágenes de lesiones graves o sucesos relacionados con la violencia extrema.

Lenguaje inapropiado, que incluye acoso, blasfemias y lenguaje vulgar.

Promoción de drogas y sustancias reguladas, que incluye la venta, el uso y el abuso de dichos elementos.

Sucesos y temas sensibles o controversiales, que incluyen temas relacionados con guerras, conflictos políticos, desastres naturales y tragedias, incluso si no se muestran imágenes gráficas.

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El contenido no apto para anunciantes recibirá una etiqueta y aunque estará disponible al público en él no aparecerán anuncios, lo que mermará los ingresos económicos de los productores; de acumular varias sanciones las cuentas podrían ser canceladas. No se trata de una censura de facto, pero si es una forma en la que You Tube establece una distancia con los que considera socios: quienes basan su éxito en recursos baratos como el lenguaje vulgar o la violencia podrán seguir publicando pero no recibirán dinero por esto.

La medida de regulación, sin duda, va a poner un freno en quienes abusan de estos recursos por el raiting y seguramente muchos deberán elegir entre bajarle dos rayitas al tono o bien, desarrollar sus sistemas autónomos de comercialización, donde al atender cara a cara a los clientes, recibirán los mismos comentarios que hoy recibe You Tube por parte de los anunciantes.