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Stealthing

En serio… hablemos de salud sexual y derechos…

  
Nota publicada el 19 de julio de 2017
por Rocío Linares

Desde hace tiempo han circulado en diferentes redes sociales artículos que hablan de lo que a últimas fechas está siendo llamado “stealthing”, que en español se traduce como hacer las cosas con cautela y en el campo de la sexualidad se ha asociado con la práctica sexual consistente en que el hombre que porta el condón en el encuentro sexual, habiendo una previa y aparentemente exitosa plática de consenso, se retira el condón sin que la compañera o el compañero sexual se de cuenta.

Hay organizaciones defensoras de los derechos sexuales que alegan que este hecho debe tratarse como una violación y tiene elementos que apoyan esta teoría como la penetración no consensuada porque aunque hubo un acuerdo de tenerla, no se respetó el acuerdo de seguridad. Hay todavía muchos huecos y discusiones.

Pensemos que en nuestro país es difícil que haya una acusación sin lesiones y esta práctica puede no dejar una huella “suficiente para probar que hubo violencia sexual”.

Sea o no sea violación, desde la intervención médica inmediata procedería exactamente lo mismo: proporcionar anticoncepción de emergencia si la persona es mujer y no estaba usando un método hormonal, dar medicamentos que previenen y tratan el contagio de ciertas ITS y hacer pruebas para detectarlas, dar la consejería adecuada, etc.

Según encuestas de comportamiento sexual, esta práctica se está volviendo común sobre todo entre personas jóvenes y es un asunto poco reportado debido a que la credibilidad y la confusión que crean las circunstancias de este hecho, vuelven muy difícil que alguien hable de lo que le sucedió.

Retirar el condón sin avisar a la persona con la que se está realizando el coito es una violación a los derechos sexuales de la otra persona, pues se supone que anteriormente se había consensado el uso del condón para prevenir como mínimo las situaciones de contagio de infecciones de transmisión sexual y de embarazos no deseados (en el caso de las relaciones heterosexuales).

Testimonios anónimos en encuestas mencionan por parte de quien recibe esta agresión que es difícil darse cuenta en medio del acto sexual y esto se puede explicar en gran medida a que muchas funciones de raciocinio se apagan parcialmente incluso desde antes que comience la cópula como tal (es por eso que luego decimos “es que no pensé en el condón, en el método, en quien era, etc.). Cualquiera diría que el coito se siente muy diferente con condón y sin él, sin embargo hay cosas que con altos niveles de excitación ya no son tan fáciles de distinguir como cuando pensamos fríamente.

Por otro lado, los testimonios anónimos de hombres que lo han hecho dejan ver que tenían planeadas estas acciones desde antes incluso de llegar a la situación de consensar el uso del condón y que muchos lo hacen con tranquilidad, pensando que no es o causa un problema y que incluso les da satisfacción y excitación la trasgresión de la regla antes puesta y el hecho de poder finalmente “dejar su semilla” en el lugar correspondiente. Puede explicarse por cuestiones hasta instintivas recordando que no es justificación, pues esto a diferencia de lo anteriormente explicado, se planea desde antes y no sucede en el momento preciso de la excitación sexual.

Hay discusiones también acerca de cómo llamarlo porque al tratarse de una “nueva etiqueta” y además de ser un anglicismo, por el puro nombre puede tratarse de manera menos formal que si se le trata como la violencia sexual de la que realmente se trata.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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