Nacido como Hotel Playa en 1930, precisamente a la orilla del mar y a poca distancia de la desembocadura del arroyo Ensenada con el que ahora colinda, fue construido para atraer a la incipiente ciudad inversiones y turismo.

Al amparo del Volstead Act, mejor conocida como “Ley Seca” de 1920 y su cercanía con la frontera, Ensenada y sus playas se convirtieron en una opción para quienes buscaban casinos, licor, playas y fiesta.

Artistas de la talla de Dolores del Río, Charles Chaplin, Lupe Vélez, Johnny Weismuller (El primer Tarzán del cine) Marion Davis, Lana Turner, Ali Kahan, Lucille Ball y Desi Arnaz entre muchos otros, visitaron sus instalaciones en su primera época de esplendor, que no completó una década.

Además de hacerse famoso por las celebridades que lo visitaban, El hotel se distinguía por el lujo de sus instalaciones expresado en sus alfombras, herrería, el uso de maderas preciosas y detalles ornamentales traídos desde distintas partes del mundo.

Un pintor mexicano, Alfredo Ramos Martínez, contemporáneo de Diego Rivera, realizóuna serie de murales y pinturas en techos, capilla, casino y salones del interior del hotel, consideradas como uno de los valores más importantes del edificio, para su declaratoria de monumento artístico en febrero del 2011.

Varios factores provocaron su declive, entre ellos el fin de la Ley Seca en 1933 en Estados Unidos, la cancelación de los juegos de azar en México por Lázaro Cárdenas en 1935 y el mantenimiento incosteable que provocó la disminución de clientela e ingresos por el casino.

Aumentaron sus problemas financieros hasta que cerró a finales de 1938.

“El Riviera” como se le conoce popularmente en Ensenada, es una obra del arquitecto Gordon F. Mayer y el constructor James L. Miller y de acuerdo al decreto mediante el cual se constituyó como Monumento Artístico, es representativo de la corriente estilística de la arquitectura mexicana denominada "Californiana" de los años treinta.

Es un estilo de una fuerte reminiscencia española que retoma la forma constructiva de la etapa colonial con los clásicos elementos de arcos,celosías y techos en teja. Muros anchos, huecos de entrampados de madera con emplastes rústicos, techos con diferentes pendientes, torres, grandes ventanales, miradores y jardines.

El edificio tuvo una inversión inicial de 2 millones 800 mil dólares aportados por veinte inversionistas estadounidenses, fue construido a la orilla del mar, frente a una playa de arenas blancas comparadas entonces con las de Tahití.

La cimentación del Hotel fue cuidadosa y dentro de los múltiples detalles que tiene, destaca la protección especial dada a sus cimientos en respuesta al alto nivel freatico del suelo, por su cercanía al mar y la desembocadura del arroyo Ensenada. El edificio está sentado sobre pilotes de acero y entrepisos, pero a pesar de esas previsiones la humedad está siempre presente, de ahí que el patio Bugambilias suele estar mojado como si lo acabaran de lavar, pero en realidad ello se debe a la afloración del agua.

Luego de su primera época de esplendor, el Riviera se convirtió durante la Segunda Guerra Mundial en un cuartel Militar, entre 1941 y 1944, donde el General Lázaro Cárdenas, ya expresidente de México, fungió como comandante de zona.

De nuevo, en 1948 el edificio es cedido a un particular, la estadounidense Margarita K. Plant, a quien su enamorado Jerome A. Hutley cedió los derechos. Posteriormente la señora Plant se casa con el mexicano Alfonso Rocha, para poder operar como hotel al que rebautizan como “ Riviera del Pacífico”.

Bajo ese nombre funciona hasta 1964 cuando por deudas y conflictos legales, termina en manos del Programa Nacional Fronterizo y con él su desmantelamiento, saqueo y abandono hasta 1979, cuando el Presidente José López Portillo lo enajenó a título gratuito a nombre del gobierno del Estado. Un año antes, en 1978, la edificación ya había sido nombrado oficialmente como Centro Social Cívico y Cultural Riviera de Ensenada.

En 1989, el Gobierno del Estado lo trató de convertir en Centro Comercial, para lo cual creó un patronato pero fue rescatado un año después en 1990, por el mismo Estado con distinta administración, que lo entrega al Ayuntamiento de Ensenada al que pertenece desde entonces.

Pese a que por años recibió un mantenimiento constante, el Centro empezó a ser descuidado después de su declaratoria como Monumento Artístico, incluso en 2012 se generaron denuncias públicas por usos que no estaban permitidos en su reglamento.

Este 2023, el 2 de octubre, se formalizó el inicio de obras de mantenimiento: más de 8.5 millones de pesos para la rehabilitación del Centro Social, Cívico y Cultural Riviera de Ensenada, con fondos aportados por Energía Costa Azul a través de su Programa de Inversion Social, en un evento público presidido por el Alcalde Armando Ayala Robles que concluyó con el levantamiento de parte del piso de acceso desde el estacionamiento posterior del Centro.

El Director de Desarrollo Urbano Municipal, Arq Jaime Figueroa-Tentori, explicó que las obras de rehabilitación incluyen el remozamiento de los salones Rojo, Catedral y Casino, todos los sanitarios del edificio con nuevo mobiliarfio, reemplazo de butacas y techo del Teatro al Aire Libre, así como la herrería de la barda perimetral y las caminerías en jardines exteriores

Como parte de los trabajos de impermeabilización del edificio, se reemplazarán tejas dañadas y se retocarán algunos módulos de los techos interiores de madera que han sufrido daño por filtración de agua. Se reemplazaran vidrios quebrados de los tragaluces del edificio y las nuevas alfombras, cortinas, y azulejos deteriorados reproducirán el patrón y colores similares a las que originalmente sew usaron en el edificio.

Las obras cuentan con el permiso del el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) conforme a la declaratoria de Monumento Histórico que amprara al histórico edificio.

El gerente senior de Desempeño Social y Comunicaciones de ECA LNG, Carlos Flores Vargas, dijo al arrancar la obra: “Esta inversión no solo es un tributo al pasado, también es una inversión en el futuro de la ciudad. Con estos trabajos, estamos revitalizando un espacio que seguirá inspirando y educando a las generaciones venideras. Será un lugar donde las artes, la música, la historia y la cultura darán vigor al gentilicio y orgullo del ensenadense”.