Víctor Gallegos, recordó que se encontraba a punto de cerrar un trato entre ambas partes, sin embargo la parte adquiriente decidió dar un vistazo final al domicilio previo a la firma de los papeles y al hacerlo se percató de que el rosal que había decorado el patio en sus visitas anteriores ya no estaba en su lugar.

La compradora cuestionó a la todavía dueña de la casa sobre qué había pasado con el rosal, a lo que esta contestó que se trataba de una planta que había sido obsequiada por su madre, por lo que tenía un valor sentimental para ella y no podía formar parte de trato.

Acto seguido la adquiriente señaló que el rosal era parte de la propiedad puesto que estaba sembrado en su tierra durante las visitas previas a la compra, además de que había sido una de las razones fundamentales para adquirir la propiedad.

En medio de una discusión para tratar determinar quién tenía la razón, se ofrecieron soluciones alternativas, como colocar un nuevo rosal en el predio o bien comprar una nueva planta de la misma clase para la vendedora, pero ninguna de las partes aceptó por lo que la venta no se llevó a cabo.

Este pequeño relato de la experiencia de Víctor Gallegos deja en claro que la falta de claridad a la hora de una negociación puede frustrar una venta, la recomendación es sencilla, antes de cualquier intervención la parte vendedora debe de aclarar cuáles son las condiciones sobre las cuales se llevara el trato.

Es probable que si antes de haber mostrado la casa se hubiese aclarado que el rosal no formaba parte del trato la parte adquiriente accediera a la compra de igual manera, pero son los pequeños detalles en la falta de claridad los que pueden llevar a perder un trato.

Víctor Gallegos, de Bienes Raíces Avante, recomienda que antes de realizar la venta de una propiedad se pongan sobre la mesa las condiciones de trato, es preferible que al momento de mostrar la casa no cuente con objetos o posesiones que no van a formar parte de la negociación para evitar los malos entendidos.