Son decenas de carteles con fotografías que incluyen uno, dos y hasta tres infantes, en ellas los datos son escuetos, el nombre, el apellido cuando existe, el nombre del padre o la madre y los abuelos paternos y maternos cuando se saben.
Otros dicen simplemente recién nacido, sin nombre, el nombre de la madre y la dirección que dio, y era inexistente, al igual que todos los demás datos.
Son los niños abandonados por su familia, los que el Estado ha asumido como propios y se encuentran ya en una casa hogar.
Muchas de sus fotos, están en las oficinas de la Subprocuraduría para la Defensa del Menor y algunas se han publicado en medios de comunicación para buscar a sus padres, a sus abuelos, a sus hermanos mayores o tíos, a alguien que se quiera hacer cargo de ellos.
Muchos algún día serán reclamados, otros, posiblemente no o cuando sean más grandes y los reclame un familiar no sería raro que opten por seguir en el orfanatorio, porque la comida es segura, porque ahí están sus amigos, porque van a la escuela o porque lo que recuerdan que su hogar no es bueno y prefieren no regresar.
Son historias reales, de niños y niñas, que fueron olvidados la mayoría de las veces de forma intencional, solo en los últimos días, dos nuevos sucesos han conmovido a la sociedad, el de un bebé de tres meses que era dejado solo en una casa sucia junto con su hermanito de 1 año y medio, y el de una pequeña de 12 dejada en otro sitio, por su madre que se fue a Sinaloa dos semanas atrás.
La Subprocuradora Berenice Escudero confirma que en este sexenio, aumentó el número de menores que fueron rescatados y entregados al DIF por alguna autoridad.
Llegaron por omisión de cuidados, abandono, abuso sexual, deambular en la vía pública o porque sus padres están en la cárcel por tráfico de drogas.
Son 582 casos a lo largo del sexenio los que fueron turnados a la Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia en Ensenada y revelan un común denominador: Narcomenudeo.
La evolución en el consumo de drogas entre mujeres, se convirtió en la principal causa por la cual, los menores dejaron de ser una prioridad para su mamá. Se transformaron en las víctimas directas de las adicciones.
El problema, ha alcanzado tal magnitud, que se pueden encontrar familias, donde hay una abuela drogadicta, una madre drogadicta y una tercera generación adicta ya como consecuencia del abandono.
El fenómeno arroja menores abandonados o abusados en familias disfuncionales y se presume que hay muchos casos que no entran en las estadísticas debido a que nunca se conoce lo que ocurre en el entorno donde se desarrollan, porque no han sido reportados por nadie.
Escudero explicó que antes del 2006, los menores que se turnaban en un año al DIF no superaban los 50 infantes, sin embargo la cifra empezó a crecer en el 2007 y a partir del 2008 se duplicó el número de menores ingresados.
Este aumento apunta de acuerdo a los estudios que realizan en la Subprocuraduría de los expedientes, a que se disparó el consumo de drogas entre las mujeres lo que se suma a otras mujeres que tienen hijos sin tener educación para ser madres, y las víctimas son sus hijos.
No hay guía son familias disfuncionales en una cadena de disfunción donde se pueden encontrar incluso que las abuelas son adictas, y las madres y las nietas.
Estos dos fenómenos junto con los que ya existían y que tienen que ver con alcoholismo, maltrato, abandono han disparado la problemática y duplicado los casos finalizó.
LAS CIFRAS
2008 104
2009 106
2010 108
2011 89
2012 77
2013 96