Esta marcha obedece a que tanto en Israel como en el resto del mundo, el colectivo bisexual es muchas veces invisibilizado incluso dentro de la propia comunidad de la diversidad sexual, y el encargado de asuntos LGBT+ de Tel Aviv, Efrat Tolkowsky declaró que en aquel lugar están comprometidos con la celebración y visibilización de cada componente de la diversidad “de manera que todos podemos estar fuera del clóset y estar orgullosos junto a ellos”, según su explicación.

La parte de la invisibilizacion tiene que ver con un fenómeno que tiene diferentes nombres pero por cuestiones prácticas llamaremos “doble clóset”, lo que se explica en el hecho de que en general es una preferencia sexo-genérica incomprendida por nuestra visión polar de las cosas (solo ver los opuestos y no la gama de grises, popularmente dicha con frases como “es o no es y ya”) que deja fuera la posibilidad de que haya algo más que la heterosexualidad y la homosexualidad.

Esta visión es el origen de muchos mitos, estigmas y falsas creencias que rodean la bisexualidad, que pueden resumirse en algunos de los siguientes enunciados:

“Las personas bisexuales son gays/lesbianas reprimidos que no aceptan al 100% su homosexualidad”, lo cual no es cierto dado que la bisexualidad es una preferencia sexo-genérica genuina y de hecho hay un gran espectro de expresión de ella por el que se habla de “bisexualidades” o de un continuo en el que se puede evaluar, digamos, hacia qué lado de la balanza se inclinan un poco más en caso de ser así. Si bien algunas personas tienen en la historia de la aceptación de su homosexualidad un periodo de transición en el que tienen relaciones con personas de ambos géneros, no es una cuestión estable ni se parece en experiencia al ser una persona con preferencia bisexual, los discursos y sentires son muy diferentes.

“Las personas bisexuales son abusadores infantiles y están fuera de control” es una vieja creencia infundada basada en el precepto de que todo lo que no cupiera en la “caja” de la heterosexualidad normada era puesto en la caja de las patologías, hecho que está bastante diferenciado por la comprobación científica de que la inmensa mayoría de los abusadores son hombres heterosexuales que abusan de niñas, y aunque esta situación existe en todas las combinaciones posibles, la tendencia es marcada a suceder de esa manera.

“Las personas bisexuales son infieles por naturaleza” es una creencia ligada al mal entendimiento de la bisexualidad de que son personas que necesitan tener al mismo tiempo una pareja hombre y una mujer, lo cual no es cierto al menos para la mayoría de los que han sido entrevistados en cuanto a su comportamiento sexual. La infidelidad es un fenómeno independiente de la preferencia sexo-genérica y habla más de la construcción de la relación de pareja (aunque la infidelidad sea con alguien del otro género) que de la preferencia misma.

“A las personas bisexuales les gusta hacer tríos sexuales y están abiertas a toda clase de comportamientos sexuales” es otra forma de entender la bisexualidad como una falta de autocontrol. Si bien hay personas de todas las preferencias sexo-genéricas que pueden gustar de diferentes expresiones comportamentales de la sexualidad, el hecho de ser bisexuales no hace a las personas más abiertas en automático, y tampoco es probable que solo por ello les guste o fantaseen con tener tríos sexuales. Es una realidad para algunas personas pero no para todas, pues la preferencia no es igual a la práctica.

Aunque en mayo del año pasado se hizo otra marcha del Orgullo Bisexual en Chile y ha habido otras en diferentes lugares y fechas, se estima que la que habrá el próximo viernes será la más grande hasta ahora y la primera catalogada como mundial.

El activismo en todas sus formas y causas es necesario, pues si bien sabemos que hoy cada vez son más las personas que aceptan su forma de existencia diversa, sea cual sea, en realidad el hacer marchas nos sirve para saber de qué tamaño real es el apoyo visible y concreto a las causas que buscamos o defendemos en redes sociales, muchas veces protegidos por el anonimato. Hacer pública nuestra presencia ayuda a que sepamos también que esto no es algo que sucede a otros que están lejos de nosotros, sino que son situaciones tan cercanas como salir a la calle. Además, las marchas ejercen presión política para el reconocimiento de derechos humanos que no se deberían perder por el hecho de tener una o varias características que no agradan al sistema, y sin embargo existen y requieren de ser tan reconocidas y neutras en derechos como la raza.