“El arte supremo del maestro consiste en despertar el goce de la expresión creativa y del conocimiento” Albert Einstein.
Utilizo este medio para honrar la vida del Mtro. Saul Méndez Hernández. Dadas las circunstancias, no podré darle el último adiós de acuerdo con las costumbres antes de la pandemia, pero quisiera aprovechar este espacio para recordar un evento en donde lo conocí.
Entré a la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales de la UABC en el 2006 con apenas diecisiete años. Algunos profesores no tardaron en ubicarme como un estudiante soñador y terco, con ganas de conocer el mundo y transformarlo.
Una de las actividades que deseaba realizar era un mural en la facultad –en aquel entonces, con un Departamento de Información Académica (DIA) a medio construir y un enorme estacionamiento de tierra frente al gimnasio.
A sugerencia de una de las profesoras, fui a platicar con el director de la FCAyS sobre mis inquietudes: yo quería reflejar el espíritu de reflexión humanística en las paredes, como se veía en la UNAM y los grandes muralistas mexicanos.
El director me recibió y me escuchó con paciencia.
Me comentó que necesitaría contactar a la escuela de artes en Mexicali, a algunos profesores en particular y reunir a un grupo de estudiantes que quisieran participar. No escuché limitaciones o burlas sobre lo impráctico de mis sueños; me dio una línea de acción.
Con mis instrucciones en mano, me dediqué un par de meses, casi diario, a llamar a Mexicali desde la dirección. De esa manera, el profesor Saúl junto con las secretarias de la dirección conocieron a aquel muchacho inquieto.
Poco a poco el proyecto empezó a tomar forma y se iba acercando la fecha del cambio de dirección de la facultad. El profesor me comentaba en su momento que siempre había querido colocar alguna pieza artística en el centro de la facultad, por lo que, junto con el maestro Álvaro Blancarte y el grupo Mortero nos plantearon la idea de crear un mural escultórico.
En una reunión con los estudiantes que quisieron participar en el proyecto, el profesor Saúl, satisfecho, dio el banderazo para empezar la construcción del mural en donde cada estudiante crearía una pieza del “totem” vertical.
De esta manera, inició la construcción de Para: nahualli.
Siempre me pareció admirable cómo trato a un Manuel de 18 años. Nunca me frenó en mis aspiraciones: todo lo contrario. En las veces que me lo encontraba, siempre escuchaba de él posibilidades y ánimos para seguir mi camino.
Atesoraré con cariño la última vez que lo vi, a inicios de este año, en donde llegamos a imaginarnos nuevos proyectos en dónde colaborar.
Descanse en paz profesor Saúl.