La sismicidad en el sur de California y el norte de Baja California en México ha sido ampliamente estudiada por investigadores del CICESE y de Estados Unidos; no obstante, existe una zona poco estudiada hacia el sur de la península de Baja California. Si bien ha habido esfuerzos de algunas personas del CICESE, desde la falla de Agua Blanca a la punta peninsular hay mucho por investigar y aprender.
Así lo planteó el Dr. Carlos Eduardo Reinoza Gómez, investigador del Departamento de Sismología del CICESE, en la propuesta del proyecto “Hacia una mejor definición del límite de placa Pacífico-Norteamérica en Baja California Centro y Sur”, que resultó aprobada en la convocatoria Ciencia de Frontera 2019 del Conacyt, con un financiamiento a dos años.
Con la experiencia acumulada de 15 años de estudios en la caracterización geofísica de cuencas urbanas y de fallas activas, en particular de la falla El Pilar, en el nororiente de Venezuela, de donde es originario, Carlos Reinoza, recientemente incorporado al CICESE, puso la mirada de la falla de Agua Blanca hacia el sur de la península. Esta falla, recordó, se localiza al sur de la ciudad de Ensenada, paralela a Punta Banda, por donde se inserta en el Pacífico.
“De la falla de Agua Blanca hacia el sur de la península hay zonas que nunca han sido medidas, quizá porque son parte del desierto e inhóspitas, pero hay áreas muy grandes donde no hay mediciones de geodesia espacial, que resulta de la mezcla de técnicas GPS (solo referido a la constelación de satélites de EUA) y GNNS (la unión de todas las constelaciones estudiadas: rusas, estadounidenses, europeas) e InSAR (Interferometría Radar por Satélite), entre otras. Yo trabajo con GNNS porque ofrecen un espectro más amplio, con información proveniente de más satélites”, comenta Carlos Reinoza.
Y para abundar en su nuevo objeto de estudio, Carlos Reinoza dice: “La falla de Agua Blanca se prolonga desde antes de la falla San Pedro Mártir cruzando en tierra hacia el oeste-noroeste hasta el océano (límite no definido). Lo interesante es que la falla de Agua Blanca supone el límite norte de una microplaca, la de Baja California. Generalmente se escucha hablar de las placas Pacífico y Norteamérica, pero la denominación de microplaca Baja California es un término que ya se maneja en el medio geocientífico. Los límites de placas siempre se ven como alineaciones, como pintadas por tiza, pero no, son zonas de deformaciones muy complejas que están subdivididas a su vez en microplacas o bloques tectónicos de menor tamaño”, comenta Carlos Reinoza cuyos estudios en la falla El Pilar, en Venezuela, le permiten afirmar: “las fallas tienen características similares; más allá de la ubicación geográfica de una falla, está el conocimiento específico de ésta y la mejor comprensión general de otras estructuras geológicas”.
¿Existe registro reciente e importante de sismicidad en la falla de Agua Blanca?
Es una de las fallas activas en Baja California, llamadas así porque han tenido actividad en los últimos 10 mil años, dice nuestro entrevistado y continúa: “Hasta donde tengo conocimiento, Agua Blanca no ha producido un sismo importante en los últimos años (M≥5), pero sí tiene movimiento y existen estudios paleosísmicos que indican la ocurrencia de sismos moderados a grandes en el pasado. Las tasas de movimiento, registradas por estudios de geología convencional y equipos GPS son muy variables, de cuatro hasta ocho milímetros por año. Entonces, Agua Blanca es una falla activa con un potencial sismogénico que en algún momento podría dar una sorpresa. Nosotros queremos ir a detalle. Agua Blanca es una falla representativa para la ciudad de Ensenada, pero hay otras fallas que ni siquiera hemos considerado y debemos estudiar”.
Con la propuesta aprobada por el Conacyt, comienza un proyecto de frontera y largo aliento, cuya hipótesis inicial es: “la caracterización de bloques tectónicos y fallas a lo largo de Baja California podría mejorarse principalmente si optimizamos la red geodésica actual e incluimos nuevas observaciones geodésicas espaciales (GPS, InSAR) en nuestros modelos”.
La optimización de la actual red geodésica, mediciones en sitios de campañas previas, así como nuevos sitios y el uso de la técnica InSAR en las fallas principales debe ayudar en mejorar nuestro conocimiento en el límite de placas. Más aun, se busca definir los límites de la microplaca y bloques de menor tamaño, estudiar la deformación interna y conocimiento acerca del límite de las placas Pacífico-Norteamérica en Baja California.
Finalmente, remata Carlos Reinoza, queremos tomar parte de la discusión acerca de las fuerzas que controlan el movimiento de la península de Baja California, las implicaciones de nuestros resultados hacia los estudios de peligro sísmico y buscar los mecanismos para compartir nuestros resultados con protección civil, tomadores de decisiones y público en general.
En esta investigación, suman su talento, experiencia y trabajo de escritorio, laboratorio y campo investigadores y técnicos del CICESE, Ensenada y Unidad La Paz, así como de la Universidad Central de Venezuela. (Más información en: Ciencia de frontera ronda la falla de Agua Blanca (bit.ly/3ye8ac8) y Semblanza de Carlos Reinoza: de Venezuela a México con escala en Francia (bit.ly/3xUYgfr)