Uno de los principales efectos del cambio climático es el aumento de las temperaturas a nivel mundial; este fenómeno provoca sequías más prolongadas en algunas regiones del planeta y excesivas lluvias en otras, lo que irremediablemente dificulta el crecimiento y rendimiento de los alimentos.
Algunos estudios científicos han demostrado que por cada grado que aumente la temperatura, el rendimiento del arroz puede disminuir en un 3%, el del maíz en un 7% y el del trigo hasta en un 8%.
En algunas regiones de África y Asia donde el maíz y el arroz son alimentos básicos, ya se sienten los efectos del cambio climático y en América Latina, países como Argentina y Brasil, han experimentado sequías severas que han reducido drásticamente la producción de soja y maíz.
La reducción del rendimiento de estos productos puede tener un impacto brutal en la seguridad alimentaria, afectando irremediablemente a los mercados nacionales e internacionales.
Para reducir el impacto de este problema, es necesario tomar medidas de adaptación y sostenibilidad en la agricultura. En un informe de Everstream Analytics, se citan algunas soluciones incluyendo el uso de semillas resistentes al cambio climático.
Mediante el uso de la biotecnología se han desarrollado variedades de cultivos que toleran mejor la sequía, el calor extremo y las plagas, como el gen “termostato”, o “scuba rice” que es resistente a las inundaciones. También se menciona en el mismo informe, la necesidad de diversificar los cultivos, es decir, en vez de depender de un solo tipo, se recomienda cultivar diferentes especies para reducir los riesgos ante eventos climáticos extremos.
Otro factor que preocupa es el aumento de plagas y enfermedades en los cultivos; un ejemplo es la proliferación del gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda), un lepidóptero que ataca diferentes cultivos (entre ellos el maíz) y que se ha extendido desde América hasta África y Asia, provocando enormes pérdidas.
El informe concluye que, mediante el uso de tecnologías innovadoras, prácticas agrícolas sostenibles y una mayor cooperación entre los gobiernos, los investigadores y los agricultores, es posible reducir los efectos del cambio climático y garantizar de esta manera la producción necesaria de alimentos para las siguientes generaciones.
Articulo completo de Everstream Analytics: