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El eclipse de 1923 y la mala suerte

Demostrado: Ir al Hussong puede ser cuestión científica

  
Los protagonistas de la expedición con mala suerte.

Nota publicada el 24 de agosto de 2017
por Rafael González Bartrina

William Wallace Campbell era el director del Observatorio Lick, operado por sus propietarios la Universidad de California y está situado en la sima de Monte Hamilton, en la cordillera de Diablo al este de San José, California.

Anticipando el eclipse total de sol que se esperaba para el 10 de septiembre de 1923, y dado que la situación geográfica de Ensenada era el lugar ideal para su observación, se formó una expedición científica de observación. Se escogió un área en el valle de Santa Clara, en las cercanías del poblado minero de El Álamo. Con tiempo anticipado se trasladaron por tierra desde California con los suministros, materiales, e instrumentos que eran necesarios para documentar los estudios y descubrimientos esperados.

El camino de la frontera a Ensenada, de terracería en condiciones aceptables. El camino al este, de Ensenada a El Álamo, también de terracería pero en condiciones muy inferiores. Los instrumentos de observación eran a la vez voluminosos y sumamente delicados, lo que hizo que el traslado fuera mucho más cauteloso y tardado.

Semanas antes del anticipado suceso todo se encontraba en su lugar y se iniciaron los trabajos de erección de una torre de un poco más de 15 metros que funcionaría como soporte del telescopio. Entre los miembros de esta expedición se encontraba el joven astrónomo australiano Z. A. Merfield, quien había sido invitado por el propio William Campbell debido al éxito que había tenido en el ramo de astronomía.

Los pronósticos del clima eran de lo mejor.

En la noche del día 6 de septiembre se iniciaron los presagios de una tormenta, no se hizo esperar, para la madrugada del día 7 llovía a cantaros y el viento amenazaba con derribar la torre. La tormenta amainaba a ratos y a ratos aumentaba, duro por espacio de 3 días… En la mañana del día 9, el cielo amaneció de un azul intenso, con una claridad esplendorosa. Los ánimos volvieron a mostrar optimismo. Los daños, relativos y no muy difíciles de reparar no fueron obstáculo. Todo el día se hicieron las pruebas de alineación. Cada miembro de la expedición con sus propias asignaciones de actividad, trabajaron febrilmente. Al caer la noche de la víspera se notaba un excelente ambiente de optimismo.

Llego el día 10 de septiembre, El cielo se negó a dejar pasar la luz del sol. Los nublados y la bruma descendió casi cubriendo de gris el valle de Santa Clara. Las miradas incrédulas y apesumbradas invadieron a los animados individuos…. Aún había la esperanza que los nublados cedieran antes de las 12:35 del mediodía, hora esperada del inicio del eclipse total de sol. Pasaron los minutos y las horas y los nublados no cedieron. Las 2 horas, 2 minutos y 54 segundos, duración del eclipse, fueron sin dudas el periodo de tiempo más frustrante que cada uno de ellos vivió en esa expedición. Ya en la tarde, con caras desencajadas poco a poco se inició el regreso a Ensenada, la misión había fracasado. Mientras tanto en Ensenada, los nublados desaparecieron a tiempo para que los observadores aficionados pudieran disfrutar del espectáculo que sin duda, recordarían por el resto de sus vidas.

Ensenadenses observando desde el Hussong


Rafael González Bartrina. Rafael González y Bartrina. Miembro del Seminario de Historia de Baja California y del Consejo de Administración del Museo de Historia de Ensenada A. C. rafaelgonzalezbartrina@gmail.com
 
 

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