El pasado 11 de octubre en una telesecundaria de Zacatecas se descubrió una toalla sanitaria usada pegada en la pared, ante lo cual dos de las autoridades educativas femeninas de la escuela procedieron a revisar la ropa interior de las alumnas en busca de la supuesta infractora. A raíz de las quejas de las madres de familia, la Comisión de Derechos Humanos del Estado inició una queja de oficio para indagar sobre la violación al derecho de privacidad de las chicas.
¿Qué es lo que realmente molesta a las autoridades educativas? ¿Cuáles son nuestras reacciones al escuchar hablar sobre la menstruación y sus huellas? Desde tiempos bíblicos se escribió que la sangre menstrual era sucia y debía ser ocultada bajo cualquier esfuerzo y que la mujer que menstrua es impura. Este dato ha venido dotándonos de costumbres muy particulares alrededor de la menstruación: la mayoría de las mujeres, en especial a estas edades, sentimos pudor y vergüenza de que sea evidente que la estamos teniendo, escondemos las manchas en la ropa si no es posible cambiarnos en el momento, evitamos la actividad sexual, etc.
En realidad está comprobado que la sangre menstrual es estéril, es decir, está completamente limpia, más que los desechos más cotidianos del ser humano, y a últimas fechas se ha mencionado que puede ser útil en varias tareas científicas y mundanas.
Aun así, quienes hemos trabajado en escuela sabemos que las chicas prefieren ir en grupo a solicitar discretamente una toalla femenina a una persona adulta y preferentemente que no sea la persona que la necesita. Claro, hay excepciones, sin embargo, esta observación nos pone en contexto sobre lo delicado que es esto para muchas de ellas y especifica de mayor manera lo ingrato que pudo haber sido el suceso.
Además está claro que aunque hubieran encontrado a una sola chica menstruando, lo cual es poco probable, la medida para encontrar a la supuesta infractora es obsoleta debido a que fácilmente alguien (aun un varón) que encontrara la toalla en el bote de la basura puede tomarla y pegarla en cualquier lugar solo para causar una reacción. Recordemos que estas personas son adolescentes y es parte de su etapa del desarrollo.
Nada justifica la agresión que estas chicas recibieron y es necesario que hagamos una revisión personal sobre el conocimiento que tenemos sobre los derechos humanos más básicos como la protección de la propia integridad e intimidad que a veces se olvida por las personas que lo debemos tener más presente.