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El escándalo de Connie Sánchez

En serio... hablemos de sexo

  
Nota publicada el 11 de diciembre de 2013
por Rocío Linares

Durante semanas hemos escuchado o leído sobre el sonado caso del asesinato de Estefanía, quien muriera el pasado 16 de noviembre a manos de su madre y su pareja, Connie Sánchez. La causa de la muerte fue una falla orgánica generalizada por causa de abdomen agudo traumático originado por una herida perforante por vía vaginal ocasionada durante su violación.

Esta noticia ha conmocionado no solo a la sociedad ensenadense, sino que ha trascendido a muchos lugares del mundo a través del internet y otros medios de comunicación, por el lujo de violencia e injusticia crónicas que vivió la menor a manos de las perpetradoras.

Es desde luego un hecho lamentable, ya que nos habla de la protección y atención que recibimos por parte de nuestras autoridades, quienes según los medios conocían la situación por parte de familiares y vecinos de la familia.

La prevención del abuso sexual es siempre un tema importante, en especial cuando hablamos sobre los niños y las niñas que son más vulnerables ante este tipo de situaciones, dado que se perpetran mayormente en el seno de la familia, y en ocasiones por parte de los propios progenitores o sus parejas, como en el caso de Estefanía.

Para los padres y madres que desean prevenir sucesos como este, es recomendable que no dejen a sus hijos e hijas en manos de nadie si no es estrictamente necesario, ya que el familiar más cercano o el amigo más querido de la familia es usualmente quien comete estos actos.

Otro punto es que les amen profundamente y se los demuestren de manera sana y constante en un ambiente de confianza y que promueva el desarrollo de su autoestima, ya que una de las cosas que suelen hacer los abusadores desde antes de cometer el acto mismo es ganarse la confianza y el amor de los niños, quienes suelen adolecer de esto en casa.

No es una regla absoluta y lamentablemente no hay manera de prevenir al 100% estas situaciones, pero hay algunas pequeñas y grandes cosas que podemos hacer. También es cierto que la mayoría de los abusos sexuales y violaciones son cometidos por hombres heterosexuales hacia mujeres o niñas, pero esto está lejos de ser la única forma de presentación de este tipo de violencia.

Otra cuestión que afecta el caso es el duro golpe para la lucha de los derechos de las personas homosexuales al matrimonio y a la procreación y/o crianza de hijos e hijas. Este es de por si un tema delicado para muchas personas y es importante puntualizar que todos y todas somos producto de uniones heterosexuales (naturales o asistidas) y nadie está exento de sufrir violencia intrafamiliar de cualquier tipo.

En el caso de las relaciones homosexuales, sean de hombres o mujeres, tienen los mismos conflictos y retos internos que las uniones heterosexuales. El caso de estas mujeres no es una generalidad, y es importante que apliquemos un criterio muy serio antes de señalar que la omisión y la violencia tienen que ver con la preferencia sexual, ya que una cosa no tiene que ver con la otra.

Está comprobado científicamente en un estudio europeo con parejas heterosexuales y homosexuales sobre las habilidades de parenting (para ser padres), que estas se dan mejor incluso en parejas de mujeres homosexuales que en parejas heterosexuales o de hombres homosexuales. El estudio atribuyó los resultados a cuestiones como el género, ya que las mujeres somos, por condicionamiento social, más empáticas, cuidadosas y con mayor empuje hacia las labores concernientes a la crianza de hijos e hijas.

Además, las parejas homosexuales que se constituyen así desde un principio y desean tener bebés, tienen dificultades que las parejas heterosexuales no tienen. Estas últimas no necesitan ni desearlo, lo que da como resultado la estadística que vimos en la nota pasada donde consta que aproximadamente la mitad de los embarazos del país son no deseados. Esto puede tener como resultado que quienes pasan mayores dificultades aprecien mejor su rol que quienes tienen hijos por accidente.

Obviamente esta familia no tiene esta situación, dado que Estefanía fue producto de un matrimonio heterosexual que se diluyó. La pareja homosexual se constituyó después, y la dinámica de dicha relación tuvo particularidades, lejos de la preferencia de género de sus integrantes, que llevaron a la violencia sexual en su contra y a su penosa muerte.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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