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El otro William Walker

Una historia alterna del hombre que intentó independizar a Sonora y a B.C.

  
Nota publicada el 14 de abril de 2016
por Rafael González Bartrina

El día 10 de febrero de 1907, en el hotel Cumberland, de la ciudad de Nueva York, fue el último lugar donde se vio al Sr. William F. Walker, quien era el tesorero del Banco New Britain Savings, dela ciudad de New Britain, en el vecino estado de Connecticut. EE. UU. El Sr. Walker aparentemente desapareció repentinamente. Al día siguiente su hijo Artur S. Walker, recibió un telegrama donde le decían que su padre había resultado seriamente herido en un accidente y que había sido internado de emergencia en “el hospital”. Contando con tan escaza información buscó frenética e inútilmente al Sr. Walker.

En el banco había un ambiente de tristeza y asombro. El Sr. Walker era sumamente respetado y considerado un hombre probo y recto. Hijo del reverendo pastor William C. Walker. Siendo tesorero del banco desde 1879. En la noche del martes 9 de febrero, el Sr. Walker hijo, acompañado de los oficiales directivos del banco acudieron con las autoridades policiacas de New Britain para manifestar su preocupación por la repentina ausencia del Sr. Walker padre, así como por el extraño telegrama que el mismo había recibido.

Existía la bien fundada preocupación de que el sr. Walker hubiera sido afectado a causa de una deficiencia mental producida por una enfermedad renal que lo asediaba desde ya hacia algunos meses y, había el antecedente, en un par de ocasiones que había perdido todo concepto de realidad y ambulaba en un estado catatónico y amnésico.

A la fecha, el Sr. Walker contaba con 61 años de edad, era de complexión regular, medía 1.75 metros, lucía una distinguida barba y bigote bien recortados. Su vestir era distinguido y cuidadosamente arreglado.

El miércoles 10 de febrero se inició un arqueo y auditoría general del banco. Para sorpresa, los resultados fueron increíbles. La auditoría reflejaba un faltante de cerca de $200,000 dólares en efectivo ($50,000 eran de la asociación de la Iglesia Bautista, de la que él era, también, tesorero) aparte bonos transferibles de la compañía Eastern Illinois Railroad por valor de $100,000 dólares, además de otros documentos mercantiles en exceso a $280,000 dólares. Un desfalco de más de medio millón de dólares de esa época (1907)

El banco contrató los servicios de la reputada Agencia Pinkertons. Pero el Sr. Walker parecía que se lo había tragado la tierra.

Se supo, tiempo después de que había viajado al oeste, eventualmente a Baja California. Estuvo unos días en Ensenada donde adquirió una bestia de monta y una de carga. Compró pertrechos de consumo y de trabajo minero y se dirigió a la zona minera de “Jacalitos” (al norte-este de Real del Castillo) donde incursionó en la búsqueda de oro y se mezcló con los muchos gambusinos de la zona.

Pasaron algunos meses, Walker vivía como la mayoría de los buscadores de oro de la época, en casi forma de ermitaño, comunicándose lo menos posible e interactuando con otras personas aún menos.

Sería hasta noviembre de ese mismo año cuando el detective Hoffman de la agencia Pinkertons recibió información confiable, al respecto de la presencia de un “extranjero” cuya descripción física asemejaba a la del Sr. Walker y quien se encontraba en las minas de Potrero. Hoffman avisó de inmediato a T. F. Egan, superintendente de la policía estatal de Connecticut. Saliendo de Ensenada acompañando a los agentes de policía de Ensenada, obedeciendo la orden girada por el gobernador Vega a petición del departamento de estado de Estados Unidos. Walker fue sorprendido en el empobrecido cuartucho donde habitaba, el día 14 de noviembre y fue trasladado a Ensenada. En sus pertenecías tenía una moneda de un peso y una de un centavo. Posteriormente fue extraditado a Estados Unidos. Juzgado y condenado a 20 años. En 1915 fue dejado en libertad condicional. La Iglesia Bautista le otorgó el perdón por el robo de $50,000 dólares. Esto debido a que al saberse el robo y la pérdida, la iglesia, recibió contribuciones por un monto superior a $250,000 dólares. Hasta aquí la breve reseña del “otro William Walker”

Rafael González Bartrina. Rafael González y Bartrina. Miembro del Seminario de Historia de Baja California y del Consejo de Administración del Museo de Historia de Ensenada A. C. rafaelgonzalezbartrina@gmail.com
 
 

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