Esta cirugía consiste en extirpar total o parcialmente un seno o ambos dependiendo del riesgo de la paciente. Gracias a ella, muchas mujeres pueden prolongar sus vidas e incluso vencer la enfermedad.

Sin embargo, para muchas el hecho de perder una o ambas mamas tiene un enorme significado en cuanto a la propia feminidad. La sociedad y la propia biología nos ayudan a darle un peso importante a unos senos “grandes y saludables”. Entonces, hay pacientes que al perderlos, sienten que también se va una parte de su ser mujer y esto puede generar una crisis de identidad con distintos grados de severidad, dependiendo además del avance de la enfermedad y de la situación particular de vida de la paciente.

Todos los padecimientos, y en especial los que ponen en riesgo la vida, ponen en entredicho nuestro sentido de vida y conllevan un duelo, un proceso de pérdida. En el caso del cáncer de mama y de los órganos sexuales pélvicos femeninos, hablamos además de los agravantes aledaños a la propia identidad y nuestro ser sexuado. Recordemos entonces que la sexualidad va más allá de la presencia de un órgano y que es una parte de nuestra identidad que impregna todas las actividades de nuestra vida.

Algunas mujeres sienten que cuando les sucede esto, pierden el deseo o el derecho de vivir una sexualidad plena y saludable. Para esto cabe mencionar que si la vida coital de momento no es posible, las manifestaciones sexuales pueden ir desde el abrazo, las caricias suaves o el compartir sentimientos en la intimidad de la pareja.

Algunas personas encuentran sus propias cicatrices o las de sus parejas como poco estéticas o con un significado desagradable. Hay algunas mujeres que habiendo sobrevivido al cáncer de mama y tenido la mastectomía, deciden darle un sentido artístico al sufrimiento sucedido.

Hay una tendencia reciente en diferentes países en la que ellas deciden hacerse un tatuaje que adorne o esconda las cicatrices de las cirugías. Se ha encontrado que esto puede ayudarles a reconstruir la imagen de sí mismas con un toque estético. Se habla incluso que artistas tatuadores de diferentes partes del mundo se ofrecen voluntariamente para hacerlo, sólo por la satisfacción de ayudar a una persona después de esta dura travesía.

Esta es una alternativa que obviamente no se puede generalizar a todas las personas, pues cada quien sabe qué quisiera hacer con su cuerpo y el grado de dolor que puede soportar. Sin embargo, tomemos en cuenta que, lejos de los estigmas y prejuicios que normalmente se manejan en la sociedad hacia los tatuajes, este movimiento propone una manera de superar una dura etapa en la vida de muchas mujeres con un mensaje de vida, no de vandalismo.