La noticia sorprendió al mundo, más por el monto de la transacción que por hecho en sí mismo: Facebook se queda con Whatsapp por la nada despreciable cantidad de 19 mil millones de dólares, cifra que sobresale dado que por Instagram pagó mil millones y ofreció esa misma cantidad a los creadores de Snapchat, aunque no logró convencerlos.
Todo este dinero no es del todo ¨real¨, pues solo el 21 por ciento de la compra se concretará en moneda corriente y el resto, estará soportado por acciones de la misma empresa. Una parte de ellas con un candado que impide su negociación en los próximos cuatro años.
Aun con esto, el volumen de la operación impone parámetros nuevos al valor de las empresas basadas en tecnología y la pregunta surge casi de manera automática... ¿A que está apostando el creador de Facebook?
Mientras otras compañías han optado por el desarrollo de nuevos dispositivos o la innovación en el terreno de las aplicaciones, es claro que Mark Zuckerberg entiende que el valor fundamental de su negocio está en la cantidad de usuarios conectados y que las tendencias apuntan a los dispositivos móviles más fuerte que nunca.
Si cada usuario representa un activo para su negocio, el hecho de lograr uno nuevo debe estar expresado en algún costo; al disminuir la viralidad que llevó a Facebook a lograr sus primeros millones de usuarios este costo se incrementa de forma sustancial.
En junio del año pasado, las cifras de Whatsapp rondaban los 300 millones de usuarios y de acuerdo a lo expresado por el mismo Zuckerberg, no tarda en alcanzar el millón de personas conectadas alrededor del mundo.
A diferencia de Facebook, cargado de gráficos y de subsistemas que potencian las capacidades multimedia de los dispositivos, el uso de aplicaciones donde el eje central es el texto permite que su uso sea factible en zonas que cuentan con serias limitaciones en cuestión de conectividad.
El otro ingrediente es generacional pues está claro que los más jóvenes, aunque sean usuarios en activo, distribuyen su tiempo en el uso de otras plataformas donde gozan de mayor privacidad, de ahí el intento de compra se Snapchat.
Mantener Whatsapp libre de publicidad implica la posibilidad de que en el futuro esta aplicación tenga costo y que con esto se conjure el fenómeno que se presentó en el año 2000, cuando las primeras compañías basadas en Internet protagonizaron el tristemente célebre reventón de la burbuja de las dot com, al no poder capitalizar un valor que solo existía en documentos con los que se comerciaba en bolsa de valores.
De ser así, la empresa de Zuckerberg estaría preparándose para el fin de una era donde servicios y contenidos son financiados por la venta de publicidad.