Felicidades a todas las Madres de Ensenada. Debido a la excelsa inspiración de don Rafael Alducin, director y propietario del gran diario capitalino Excélsior, el 10 de mayo de 1923 fue declarado el homenaje a la madre mexicana… a la madre universal.
El texto presentado a continuación fue escrito por el profesor Miguel Angel Torres y publicado el 10 de mayo de 1950.
Desde aquel entonces, la lira poética ha cantado el poema de ternura y de abnegación, pero no ha bastado ni el trino de las aves, ni el arrullo de los ríos, ni el susurro del aire para decirle a ciencia cierta lo que vales tú, madre abnegada, inspiración que alientas en el hombre.
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Bastión de nobleza de hidalguía de honor, porque en ti, se refleja la pureza de lo ignoto, la plegaria sacrosanta, el hábito divino y el perfume de las flores.
Por eso hoy, madre ensenadense, madre universal, conjugación de ternura y de bondad, la redacción de esta revista viene hasta ti, con el incensario de la renunciación a postrarse de hinojos y cantar la gloria de tu gloria y a decirte: Bendita seáis por los siglos de los siglos.
Tu que alientas la vida futura, que en la cuna eres manto que cubre la inocencia del hombre y que más tarde los llevas por los senderos de la dignidad y del honor. Tu que olvidándote del martirio de la procreación, haces posible la multiplicación, recoge la plegaria del pueblo Ensenandese que hoy vuelca a ti, pleno de compresión, el voto y la oración para que llegue hasta Dios de todos los tiempos a implorar el perdón de quienes han olvidado que eres la imagen santa del Creador.
Eres Diáfana llena de amor y de ternura es en ti que se conjugan los dones de natura, porque irradias bondad y pureza, porque eres crisol donde el hombre mitiga sus penas, por eso madre ensenadense, hoy tus hijos se visten de gala para derramar sobre ti los amores de santa gratitud y elevan sus plegarias al todo poderoso, para que ilumines con rayos de luz la senda del amor cristiano y con voz evangélica, para que sea realidad la sentencia de paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Recoge, madre ensenadense, madre universal en tu día la ofrenda de nuestra obediencia; los votos de comprensión y las expresiones de excelsa gratitud y reconocimiento por el bien que prodigas madre abnegada, a toda la humanidad.
Ojalá que el devenir sea aprovechado por todos los hijos ensenadenses y hagas realidad los sentimientos de que ahora ufanos profesan, para hacer de la madre ensenadense, el foro lumínico en su senda escabrosa de la existencia y mitigar así, el viacrucis a que el dolor y la inquietud de Madre, les ha llevado en pasada de su existencia y para que florezcan los senderos de su existencia y entre los ropajes místicos sature su alma de zafiro y el perfume de las flores.