Este dispositivo emite paulatinamente una cantidad mínima de levonorgestrel, un prostágeno sintético que impide la liberación de óvulos a las trompas de Falopio donde, de estar ahí, pueden ser fecundados por un espermatozoide y posteriormente implantarse en el endometrio, que es lo que cada mes sale de nosotras durante la menstruación. De esta manera, aunque la conservamos, no hay un óvulo desechado en la característica mezcla. Tiene una eficacia de aproximadamente el 99%.

Las desventajas planteadas de estos dispositivos son que necesitan ser reemplazados cada tres años o en el momento en el que la usuaria decida intentar embarazarse.

Frente a esto, la Fundación Gates, con el respaldo de MICROchips Inc., está proponiendo un implante que ofrezca ser reemplazable cada 16 años y pueda ser operado a control remoto. Esto le dará la posibilidad de que, sin ser removido, pueda desactivarse y volver a activarse mediante otro dispositivo inalámbrico a una distancia determinada según las necesidades de la usuaria.

Bill Gates y Robert Langer de MIT opinan que esto podría hacer más cómoda y accesible la anticoncepción en todos los estratos económicos del mundo, ya que daría la posibilidad de controlar la propia fertilidad sin pensar necesariamente en ir al médico y los gastos que esto pueda suponer.

Una de las preocupaciones en este experimento es que el control remoto pudiera caer en las manos equivocadas, ante lo cual también se está trabajando en sistemas muy precisos de seguridad para que no se active o desactive a la ligera o por alguien que no sea la propia usuaria.

Pensando en nuestro contexto, y tratando de no calcular lo mucho que faltaría para que esta nueva tecnología llegue al tercer mundo, podemos suponer que es una opción que contestaría a muchas de las razones para los embarazos no planeados o no deseados, sobre todo de adolescentes. Ejemplos de esto son testimonios que he recogido recientemente como “es que andaba en una fiesta, me puse bien borracha y no supe ni qué hice”, o “consumo drogas y en esos momentos no pensé que esto pasaría”.

Estas y muchas otras circunstancias hacen que una persona, no solamente siendo adolescente, no pueda sobrellevar un método anticonceptivo de cada día o de cada mes. Otra circunstancia especial es cuando existe el “no traía condones porque nunca pensé que ese día iba a tener relaciones sexuales”.

Este dispositivo puede ser un gran avance en el control de la natalidad, sobre todo de la no planeada ni deseada y puede ser el principio del fin de muchos problemas sociales como los que se plantearon en la nota anterior por el exceso de población.

Además puede liberar del temor al embarazo durante la adolescencia y adultez de las usuarias. De esta manera, quedaría trabajar en otras situaciones de riesgo que pueden darse a partir precisamente de este fenómeno, como un repunte de las cifras en infecciones de transmisión sexual.

De cualquier forma, para que funcione con los grandes resultados posibles también es necesario hacer un trabajo de concientización sobre su uso tanto a padres de familia de adolescentes y personas con discapacidad de cualquier índole, como a las usuarias mismas, ya que está por demás decir que el ejercicio de la sexualidad va más allá de la posibilidad de un embarazo, y sobre todo, de las cuestiones morales que pueda haber alrededor del uso de un dispositivo con estas características.