Jordi Roca es uno de los tres hermanos que manejan “El Celler de Can Roca”, un restaurante de Gerona en España, fundado en 1986 y especializado en cocina tradicional catalana, este sitio ha sido considerado en varias ocasiones como uno de los mejores del mundo por la revista Restaurant Magazine y también es poseedor de tres estrellas Michelín. Cuenta con una cava de 40,000 botellas de vinos y un comedor de 12 mesas para 45 comensales. Recientemente, el pastelero expresó algunos de sus puntos de vista en una entrevista concedida a Potluck Video:
“Confiesa que no es repostero ni se dedica a hacer pasteles para que se le llame pastelero, su pasión y su labor es la de elaborar postres, por eso dice que su profesión es la de postrero”
“Un cocinero, un sommelier y un postrero, cada uno de ellos aporta una tercera parte de la experiencia gastronómica del lugar, explica que la cocina dulce representa ese porcentaje y que no sólo se disfruta al finalizar la comida, como han explicado a menudo, en todos los platos que se crean participan los tres hermanos, armonizando con un vino, incorporando un toque dulce o salado, creando un postre a partir de las características del vino…”
Muchas personas piensan que cuando llega el postre en un menú largo y lleno de sorpresas, sabores, armonías… el comensal se relaja, ya sin hambre, el paladar está extasiado y no presta tanta atención a los platos dulces, pero Jordi Roca lo ve de otro modo, ese momento de relax y comodidad lo aprovecha para dar rienda suelta a su creatividad para presentar a los comensales cosas más atrevidas, además, piensa que lo último que comes es lo primero que recuerdas cuando sales del restaurante.