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La técnica llamada dausing

Una experiencia entre la verdad de la ciencia y la duda de la leyenda.

  
Nota publicada el 25 de diciembre de 2014
por Rafael González Bartrina

Hablo, pero no puedo afirmar nada; buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí mismo. Cicerón

Con este extraño encabezado, he decidido iniciar esta breve reseña.

¿Cuáles son los límites que demarcan la verdad histórica y la leyenda popular?

Me debo de remontar a los principios de los años 50s del siglo pasado. Como dato de tiempo recuerdo que se habían iniciado las obras de una “nueva cárcel” en la administración de don David Ojeda, allá por la zona de la Ave. Ciprés, hoy Pedro Loyola y la Ave. Delante, hoy Boulevard Sangines.

Como a media cuadra, en dirección al oriente, justo frente a lo que hoy es el ISSSTE había un predio sembrado con olivos. Ocurre que por esa época, en un cambio de fortuna, don Vicente “la Changa” Ferreira adquirió en propiedad el citado predio. Los arboles estaban sumamente descuidados y mostrabas los estragos de la falta de agua en sus raíces.

Una buena mañana, posiblemente en verano, don Vicente me invitó a que lo acompañara. Llegamos al sitio de los olivos. De la cajuela del automóvil extrajo, lo que hoy tengo dificultad de distinguir con absoluta certeza, podría haber sido una delgada varilla de construcción de unos 2 metros doblada a la mitad en forma de casi una horquilla, o podría haber sido una rama de algún árbol de durazno o semejante. Lo seguro es que la tomó entre sus manos por los extremos de la “horquilla” y a grandes pasos caminó, y caminó de extremo a extremo de la propiedad entre los semi-secos arboles polvorientos y escuálidos.

Al cabo de lo que parecieron un par de horas se detuvo en un punto, que ya había pasado sobre de él en numerosas ocasiones y con un gesto de exclamación dijo al aire ¡Aquí es! Me acerqué y me explico que lo que estaba haciendo era un sistema muy antiguo para la localización de agua.

Yo estaba fascinado, escuchando lo que me parecía acto de magia. No comprendía la relación entre la vara o varilla y las corrientes de agua subterráneas.

Enseguida marcó el lugar adecuado señalándolo con una estaca que llevaba preparada de antemano y nos retiramos.

Unos días después me enteré que se habían hecho trabajos de perforación que efectivamente, a poca profundidad, creo que menos de 8 metros se había encontrado agua. No fue sorpresa para mí, pues ya estaba consciente de la “técnica llamada dausing” (en español se utiliza el termino de usar la varilla de zahorí). Desafortunadamente el agua que se encontró al perforar el sitio, resulto ser agua termal. Por sus contenidos se determinó que no era factible su utilización en el riego de los olivos.

Inmediatamente se procedió a cubrir el pozo con una piedra grande que fue colocada por medio de un tractor.

Hasta aquí los hechos reales e indiscutibles sobre la utilización de esa antiquísima técnica que la historia la ha documentado por más de 4500 años.

Años después, en 1960 don Vicente repitió la búsqueda y localización de los mantos acuíferos, esta vez en el Valle de Guadalupe. Se perforaron dos pozos que 55 años después son dos de los más productivos en todo el valle.

Con esto quedo probada, para mí, la eficacia habilidad de esta técnica y de los poderes sensoriales, que sin duda, don Vicente contaba como privilegio en su sabiduría.

En 2004, mi hermano Vicente Ferreira Bartrina y yo preparamos una conferencia sobre don Vicente “la Changa” Ferreira para ser presentada en el ciclo de conferencias del Seminario de Historia de Baja California. Yo quise incluir, entre sus talentos, la anterior narrativa. Sin embargo encontré determinada oposición de parte de mi hermano quien es parte de la comunidad científica del CICESE, explicando que no hay elementos científicos que respalden este hecho.

Por respeto a sus conocimientos accedí a no insistir en mencionar eso en el trabajo que realizamos.

Poco después de haber, yo, ingresado al Seminario de Historia de Ensenada, conocí a nuestro socio y buen amigo, el Ing. Enrique Courtade Pedrero quien es, quizás, el más eficiente prospector, explorador y perforador de pozos de agua en la península de Baja California. Nuevamente tuve la oportunidad de conocer el profundo divorcio que existe entre la ciencia y la “técnica del Dowsing “.

Lo que nunca dudé por un solo instante, de la efectividad y habilidad extrasensorial de don Vicente. Hoy en día, tomo con un grano de sal y acepto, la duda, de que la ciencia pueda estar correcta.

“Ayer sabía, hoy creo, mañana dudare aún más”

Rafael González Bartrina. Rafael González y Bartrina. Miembro del Seminario de Historia de Baja California y del Consejo de Administración del Museo de Historia de Ensenada A. C. rafaelgonzalezbartrina@gmail.com
 
 

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