Ya con anterioridad comentábamos sobre la presencia de Erle Stanley Gardner, prolífico escritor y autor americano de más de 350 títulos, entre novelas, ensayos, narrativos no de ficción, etc. Nacido el 17 de julio de 1889 en Malden, Massachusetts, Estados Unidos. Murió el 11 de marzo de 1970 en Temecula, California. Sus cenizas fueron dispersadas en la Baja California, según sus propios deseos en demostración del gran cariño que le profeso a esta tierra nuestra.
En esta ocasión pretendo referir una reseña de una mañana de 1952.
Don Vicente “La Changa” Ferreira tenia cono cargo las labores de agente Rural y Forestal en la Baja California. Como tal, había recibido el aviso e invitación de un evento muy significativo.
Eran los planes del señor Stanley Gardner de efectuar una serie de vuelos en una pequeña avioneta, creo que era un Piper Cub 150 de los años 30s o 40s, y en ella, desde pleno vuelo a baja altura arrojar semillas germinadas de pinos. En ese tiempo no supe en detalle el origen o la clase de esos árboles. Años después, me encontré con información respecto a estos mismos. Se trataba de Pino de Monterey, conocido también como pino insigne, ocote[], pino de California, pino insignis, pino rafiata, pino silvestre, pino volador y con nombre científico de: Pinus insignis var. radiata (D. Don) Lemmon
Estos ejemplares se encuentran principalmente en Estados Unidos: California, costa del Pacífico en tres localidades de Monterrey hacia el sur; México: Baja (Isla Cedros, Isla Guadalupe)
Desúes de haber tomado el camino a Tijuana tomamos una brecha en la parte de la Misio, justo antes del puente que cruza el arroyo, al cabo de unos cientos de metros llegamos a unos terrenos planos donde estaba la avioneta que menciono al principio.
Había un grupo de una docena más o menos de personas. Entre ellas sobresalía un hombre robusto de lentes y sombrero “cowboy” charlaba animadamente en Ingles y en ocasiones en lo que llamo “español quebrado”. Cuando saludo a Don Vicente y amigablemente se apartaron por unos minutos del grupo. Yo curioseaba la avioneta, la cual carecía de puertas. Pocos detalles guardo del resto de la aeronave, después de todo ya son 60 y tantos años y la memoria ya no la hacen como las de antes. Al cabo de un rato, llego el momento en que se iniciaron los preparativos del vuelo. Dos persona una en la parte delantera (presumiblemente el piloto) y otra persona en la parte posterior de la “cabina”, subieron unos sacos de ixtle llenos con las semillas.
Ambos tripulantes sujetados por cinturones de seguridad que los mantenían seguros en sus asientos. Llevaban gorros de piel y sus vestimentas eran casuales de vida cotidiana. Yo los imaginaba que deberían de ir ataviados con trajes especiales.
Después de recorrer el campo habilitado como pista aérea, la avioneta se enfilo a la parte mas lejana. Escuchamos como acelero el pequeño motor de 150 centímetros cúbicos de tamaño. Alguien menciono que estaba “calentando” el motor. En seguida inicio su carrera y dando un pequeño tumbo se hizo al aire. Dio una vuelta alrededor de nosotros y se enfilo a la parte alta de los cerros de la Misión.
Se dirigió a la parte extrema de lado norte y volando a escaso metros de altura sobre la parta más alta de los cerros la persona en la parte posterior de la cabina vaciaba cuidadosamente los contenidos de las semillas.
Al terminar el propósito del vuelo, la avioneta regreso y aterrizo hábilmente en el mismo terreno donde había despegado.
Al poco tiempo nuevamente inicio el vuelo la aeronave, esta vez para dirigirse de regreso a su destino en San Diego.
El grupo de personas, también, inicio, cada quien por su cuenta el regreso a sus propios lugares de procedencia.
El experimento y la maravillosa buena disposición del señor Erle Stanley Gardner resulto en un total fracaso. Nunca tuve información de lo que ocurrió con esas semillas de pino colorado.
Solo quedo en mi recuerdo una pequeña avioneta sembrando árboles desde el cielo.