De las leyendas, unas urbanas, otras regionales, unas verdades exageradas, otras vil mentiras, ensalzadas con datos reales para crear verosimilitudes. Esparcidas en buena onda, con el fin de compartir algo, que a la vista salta interesante, increíble, asombroso, extraño, sobrenatural y que en realidad en el fondo es solo el producto de la febril imaginación de algún ingenioso que le encantaba trastabillar la historia y la verdad.
Abundan, en nuestro mundo, en nuestro querido México, en nuestra incomparable Baja California y aquí, en nuestro adorado puerto de Ensenada no podían faltar.
Yo, en mi quehacer de husmear la historia, me topo con situaciones de interrogante constantemente. Ya he tenido la oportunidad en algunas ocasiones de aclarar, mejor dicho, de desbancar algunas “verdades” que han perdurado, por cerca de un siglo. Para ejemplo mencionare la “presencia de Al Capone en Ensenada”, o la de “presencia de León Trotsky en Ensenada”. Sin embargo mi contribución de esta semana la he querido dirigir a mencionar algunas otras, “Leyendas Urbanas” en las que estoy documentando la información necesaria para demostrar evidentemente lo falso de sus verdades.
Permítanme, por un momento describir mi percepción personal de “Leyenda Urbana”: Toma sus orígenes como un relato contemporáneo que altera, quizás un hecho verdadero, pero, que lo maquilla con otros hechos o personas inexistentes. Su origen es modesto, casi personal, pero, al transmitirse de boca a boca, (más ahora con el internet) se propagan por la comarca y poco a poco se transforman de un engaño burdo a una “verdad” inmaculada. Nadie sabe el origen de estas leyendas pero, eso no les quita el deseo de jurar y perjurar su valides real.
Ejemplos?
La novela de “La Isla del tesoro” está basada en la Isla de Todos Santos.
Los túneles del Riviera podían llevar a los “gánsteres” hasta confines seguros, fuera del alcance de la ley.
Una jovencita de la sociedad sufrió un embarazoso incidente con un envase de Coca-Cola
Los “Tesoros” del Vigía, del Quequi, y de otros lugares pintorescos.
La dama del “veinte” o del “cinco” y su maldición de lepra por ofrecerle la cantidad de dinero equivocada.
“El polvo o pastilla de “Yombina” o “Yumbina”, de venta en las farmacias locales.
Estas historias ficticias y muchas más que perduran al través del tiempo. Y las nuevas que se generan en tiempos actuales:
“Despertar en la tina de baño en hielo sin uno o dos riñones”
”El camión refrigerado, descompuesto en la carretera con niños congelados”
“Las agujas contaminadas de SIDA en los asientos de los cines”
“Las estampitas con LSD”
Y asi, sabemos, más que saber creemos, de mil y uno relatos inverosímiles de este mundo.
Ya alguien dijo que en una carrera de verdad contra mentira, la mentira le da la vuelta al mundo mientras que la verdad se está abrochando los tenis.