El siglo XX nos constata que fue un siglo de migrantes. Durante estos 100 años, (hablando universalmente) hubo más migraciones nacionales e internacionales que en todas las épocas escritas de la historia. En la actualidad hay más de mil millones de habitantes del globo terráqueo que “califican” para ser considerados “migrantes” El porcentaje de la población que migra es ascendente y las encuestas de cada década así lo confirman. Los prospectos de la siguiente generación indican que será la más numerosa que nunca antes.
El hombre ha migrado desde los antiquísimos tiempos de antes de 9,000 años y algunas veces por necesidad forzada por carencias y otras por acciones forzadas de ocupación con fines de conquista territorial. Sin embargo esas grandes campañas de movilización parecen, minúsculas con las tendencias globales de la actualidad. En la actualidad con el desarrollo de la tecnología electrónica y cibernética, la reducción de la necesidad de la mano de obra sin calificaciones especiales (unskilled labor) es menos ofertada por los que los trabajos tradicionales de las grandes masas se ha venido sistemáticamente reduciendo.
Las acciones políticas y de gobiernos has, por siempre, causado migración, tanto emigración como inmigración (de salida o de entrada a una región)
Los migrantes han sido y siguen en la actualidad tratados como “ciudadanos fracasados” vistos y considerados como ventajistas y aprovechados que sin importarles los derechos de los “nativos” usurpan residencias, trabajos, beneficios y privilegios, que por consecuencia se reducen en cantidad y calidad.
En nuestro país hemos tenido la experiencia de participar en estos movimientos poblacionales desde la independencia y revolución de nuestra nación. En Baja California hubo agrupación de emigrantes de diversas naciones que se establecieron en multitud de sitios de nuestra península. Las reacciones de desacuerdo de los residentes locales, (muchos de ellos mismos inmigrantes) fueron varadas. Hubo ataques virulentos contra chinos, discriminaciones para los japoneses, menosprecio para los sudamericanos, etc.
Con orgullo mencionamos que Ensenada es una comunidad de raíces y orígenes cosmopolita y aun, vemos con indiferencia y rudeza a muchos de los jornaleros y artesanos de partes sureñas de nuestro México. Le serramos la puerta de acceso a nuestra sociedad a nuestros compatriotas que están siendo repatriados y los tratamos como si fueran, no de otro país, sino de otro mundo.
Se trata de ¿Falta de conmiseración al prójimo? O se trata de, egoístamente, ¿Protección de nuestro patrimonio personal y familiar?
Somos aun, nómadas de nuestro destino. Aun dependemos de las posibilidades de sobrevivencia y bienestar en tierras ajenas. Recibamos a los que llegan y a los que regresan.