Y es que con esa bandera de la equidad de género tan llevada y tan traída, sus promotores evidenciaron lo que de sobra se sabía, que la actividad política ha estado y está bajo el control y manipuleo de los hombres enquistados en las posiciones de poder.

Pero también evidenció lo que ya se sabía, que las mujeres así lo han permitido.

Si. Fueron los mismos hombres que viven de la actividad política los que en ese afán de curarse en salud, validaron repartir las candidaturas a puestos de elección popular en “partes iguales” entre hombres y mujeres.

Y las mujeres, así de simple y de sencillo, no solo lo permitieron, sino que lo aplaudieron.

Porque no se entiende cómo aplaudieron una repartición en “partes iguales” de algo que no debe estar sujeto a condicionantes de género.

Lo justo, lo correcto, lo apropiado, es que hombres y mujeres se ganen a pulso esas posiciones. Y si son más hombres que mujeres, ni modo. Y si son más mujeres que hombres, también.

Lo que reclama la sociedad no es que sean hombres o mujeres los que asuman la encomienda de aspirar a espacios públicos, sino que sean personas que sumen en sus activos capacidad, honestidad y liderazgo.

Los empresarios piden más y mejores herramientas para fortalecer sus actividades productivas; gobiernos más eficientes y menos recaudatorios. Nunca condicionan que al frente de la política económica esté un hombre o una mujer.

Los comerciantes demandan políticas gubernamentales flexibles, de mayor apertura y mejores estímulos. Menos regulaciones y trabas. Les importa un soberano comino si estas condicionantes provienen de un hombre o una mujer.

Los ciudadanos exigen de los gobiernos calidad y eficiencia en los servicios que reciben, transparencia en el manejo y destino de los recursos públicos, y solución en tiempo y forma de los problemas que limitan el progreso y la calidad de vida.

Lo menos importante es si esta tarea gubernamental proviene de hombres o mujeres, sino que en los hechos se traduzca en un desarrollo social armónico y sostenido.

Hombres y mujeres, mujeres y hombres, entonces, deben ganarse por sus propios méritos la posibilidad de aspirar no solo a espacios públicos de elección popular, sino de todas aquellas posiciones que concentran una responsabilidad ante la sociedad de la que forman parte.

Ahora habrá que ver como emergen los partidos políticos de esta encrucijada que sus propios dirigentes armaron y ante unos comicios que se anticipan sumamente complicados.

Para empezar, de dónde saldrán las mujeres con posibilidades reales de triunfo que ocuparan el 50 por ciento las candidaturas en juego.

De dónde…

Revelaciones últimas

Antes de que finalizara el año 2007, la deuda del gobierno municipal para con el ISSSTECALI no superaba los 8 millones de pesos. A la vuelta de siete años la deuda con todo y los intereses, pasa de los 500 millones. Vaya crecimiento!