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Sexo anal

En serio… hablemos de prácticas sexuales

  
Nota publicada el 6 de enero de 2016
por Rocío Linares

Me gustaría comenzar el 2016 hablando sobre una práctica sexual que por mucho tiempo se tildó de “alternativa” y hasta la fecha carga con ciertos prejuicios y e ignorancia alrededor de ella: El sexo anal. Me parece uno de los mejores momentos porque recordando la aportación de la semana pasada acerca de los propósitos de año nuevo, ya que suele ser en estas fechas cuando estamos más entusiasmados en cuanto a los objetivos que requieren mayor disciplina o de la dificultad de superar un miedo o vergüenza, y estos son generalmente los obstáculos comunes al proponer esta práctica al interior de la pareja, al menos en las primeras ocasiones.

Hace poco más de 70 años se pensaba en esta y otras prácticas sexuales como poco comunes y alejadas de la realidad cotidiana de las personas. Después de publicaciones como las de Alfred Kinsey y otros científicos esto ha sido desmentido cada vez más, y a la vez se ha hecho más patente la necesidad de educación en cuanto a las cosas que las personas hacen a pesar de todas las prohibiciones y creencias ciertas y falsas.

Cuando hablamos de sexo anal, es importante que tomemos algunos factores en cuenta: apertura, tiempo, creatividad, higiene, lubricación adecuada y condón.

Apertura: Cuando se trata de que uno o ambos miembros de la pareja no tiene la experiencia necesaria para llevarlo a cabo, es necesario hablar honestamente de cómo nos sentimos con la posibilidad de hacerlo, sea cual sea el papel que nos toque, y con esto retomo el papel del miedo, la vergüenza y otros sentimientos y creencias que pueden interponerse en el camino de una práctica que bien hecha puede ser muy placentera. Con esto también implico que las personas interesadas deben educarse muy bien en lo respectivo a cómo hacerlo correctamente, ya que de no hacerlo nos arriesgamos a que la experiencia sea poco placentera. Aclaro, con “apertura” no me refiero a decir “si” a algo que no deseamos. Nos podemos arrepentir en el momento que sea y es importante que la pareja llegue a un acuerdo de parar en el momento de cualquier incomodidad.

Tiempo: Entre muchas cruciales diferencias entre el ano y la vagina, podemos hablar de que ella se autolubrica y se dilata para recibir al falo penetrativo, sea este el pene, uno o más dedos, un juguete, etc. En el caso del ano, que no está diseñado para una penetración, especialmente si es brusca, es necesario dilatarlo por medio de estimulación muy suave y paciente para poder abrir, digamos, los canales del placer que se esconden en muchas terminales nerviosas que existen en esa zona en mujeres y hombres por igual. Se requiere de tiempo para que el ano se dilate y sea todo más fácil, lo que vuelve a la prisa un enemigo importante.

Creatividad e: Es muy común encontrar que las personas tienen muy firmemente asociadas las palabras “sexo anal” con “penetración”, lo cual es cierto. Sin embargo, la variedad de estimulaciones que esta parte del cuerpo puede recibir es más interesante que la penetración por sí misma. Una primera opción que cambia de inmediato la idea de dolor por la de placer es lo que se conoce como “beso negro”, que es el sexo oral anal. También existen infinidad de juguetes sexuales que sensorialmente pueden ofrecer cosas distintas a los dedos o al pene, ya que tienen una textura mucho más suave y resbalosa que los hacen ideales para esta práctica. Solo hay que tener mucho cuidado con usar los adecuados para que no sucedan accidentes. En esto es importante también ir de menos a más en intensidad y tamaño del objeto estimulante.

Higiene: Existen muchas ideas en contra (perfectamente fundamentadas y ciertas) basándose en las cuestiones de higiene por la cantidad de bacterias que aloja el recto. Sin embargo, no hay nada que la mejor higiene y la barrera de látex adecuada no puedan hacer. También cabe destacar que no se debe practicar la penetración oral o vaginal después de la anal sin antes hacer un ritual de higiene minuciosa precisamente porque el recto aloja materia fecal y nada de esto es saludable en otra parte del cuerpo. Respecto a los juguetes sexuales, sin importar de cuál se trate o de la buena higiene, es vital que no se presten por tratarse de objetos de uso personal como es el cepillo dental.

Lubricación adecuada: Ciertamente el juego anal puede ser doloroso sin ella. Por esto es recomendable que si comenzamos con el beso negro, este puede ser un buen primer lubricante. Sin embargo, si intentamos introducir algo que no sea la lengua, es importante tener a la mano lubricante a base de agua que preferentemente esté diseñado para el sexo anal. No se deben usar aceites de ninguna clase ni vaselina, ya que estos pueden ocasionar, además de alergias y reacciones desfavorables en la piel, la ruptura del condón o la barrera de látex. Se pueden comprar en sex shops pero también conseguirse gratuitamente en algunos centros de salud e instituciones especializadas llamadas como el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) en Ensenada y otras partes del país.

Condón: Por último pero no menos importante, está el único medio de protección contra Infecciones de Transmisión Sexual y otras enfermedades por aislar las bacterias del intestino, evitando su contacto con el objeto o parte del cuerpo penetrante. Recordemos que aunque puede ser placentero, el sexo anal es una de las formas de contagio más peligrosas en lo referente al VIH y a la Hepatitis B si se hace sin condón. Para el beso negro ya habíamos hablado de la barrera de látex que si bien se puede comprar, también se puede improvisar con un condón masculino recortándolo por un costado.

Algo importante es que si usted o su pareja padecen de hemorroides, esto no es impedimento siempre y cuando la condición esté controlada, por tanto siempre es preferible preguntar a su médico.

Otro detalle es que generalmente se asocia el sexo anal a parejas de hombres homosexuales y cuando la pareja es heterosexual es la mujer la receptora de esta estimulación. Sin embargo, las personas de todas las preferencias tienen las mismas terminales nerviosas y por tanto son capaces del mismo placer siempre y cuando así lo deseen. En el caso de los hombres heterosexuales, les invitaría a tomar en cuenta que el Punto P solo tiene una vía de acceso y se pueden perder de una grata experiencia con su pareja mujer solo por sus prejuicios.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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