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De la A a la U para alcanzar el placer femenino

En serio… hablemos de prácticas sexuales

  
Nota publicada el 20 de enero de 2016
por Rocío Linares

Cuando hablamos de las posibilidades eróticas para cualquiera de ambos sexos y géneros, nos adentramos en la infinidad de combinaciones de estímulos y claves a las que nuestros organismos son capaces de responder efectivamente. La semana pasada hablábamos del Punto P del varón, y en esta semana revisaremos los puntos femeninos:

El Punto A fue descubierto el 1996 en un estudio llevado a cabo en Asia. Se le llama también “Anterior Fornix Erotic Zone” (AFE), ya que está ubicado en la parte posterior de la vagina, en su región más cercana al coxis. Se comprobó que el 95% de las mujeres que participaron en aquel estudio lograron un primer orgasmo en la vida o uno más intenso en comparación con otros anteriores. La forma correcta de estimular es que cuando la mujer está comenzando a lubricar, ella o su pareja introduzcan un dedo en forma de “C” o con un movimiento parecido a la seña “ven acá”, muy parecido a las formas más conocidas de estimulación del Punto G pero en vez de ser la pared anterior que está pegada al abdomen, se hace hacia atrás, hacia el coxis como se dijo antes. Todo de forma repetitiva pero muy suave, retirando la mano y volviendo a tocar sin que necesariamente se haga exhaustivamente, ya que esto puede lastimar o irritar la mucosa vaginal, especialmente si no existe lubricación suficiente.

El Punto G fue descubierto en 1981 por Ernst Gräffenberg mientras él y sus colaboradores estudiaban la uretra femenina y maneras de estimularla, es decir por accidente. Es una prolongación interna del clítoris que al interior de la vagina en su pared anterior, es decir la que está pegada al abdomen, se manifiesta en una pequeña protuberancia rugosa en forma parecida a una nuez que puede ser estimulada de forma muy parecida al punto A. Se encuentra generalmente a unos tres centímetros de la entrada de la vagina. Una de las evidencias más conocidas y obvias de que existe, es que el orgasmo provocado por la estimulación del Punto G deriva en una eyaculación femenina, que es una expulsión de líquido que suele ser acompañada de placer explosivo. Vale la pena mojar las sábanas así aunque haya que cambiarlas.

El Punto K fue descubierto en 1998 por la Dra. Barbara Keesling y está ubicado muy cerca del fondo de la vagina junto al cuello uterino. Se menciona que puede provocar orgasmos intensos pero no hay una forma clara o estándar, por decirlo así, de estimularlo, ya que el golpeteo constante de la penetración no suele ser lo más adecuado y ha habido quienes lo han logrado a través de la penetración del recto, es decir, por estimulación indirecta. Al ser un punto difícil de alcanzar y estimular, encontrado por unas pocas personas, se le ha dado el nombre de “paraíso misterioso”.

El Punto U se llama así porque está ubicado junto a la uretra, aunque en algunas fuentes se menciona que es lo que se conoce como meato urinario, la parte más externa de este órgano. De todos los puntos tratados en esta ocasión, digamos que es el menos sensible pero no por eso el menos importante. Funciona estimulando por medio de presión firme, esto puede ser cuando la mujer estando arriba de su pareja se empuja hacia enfrente estimulando el clítoris y de paso el Punto U, lo cual agrega sensaciones y facilita el orgasmo aunque estimular esta última zona únicamente no lo da como resultado.

Como puede usted sospechar o haber comprobado ya, las mujeres no somos sensibles únicamente a la penetración repetitiva de nuestra vagina (algunas dirían que esto incluso es lo que menos las estimula), sino también a la estimulación que puede hacerse de otras formas y con órganos distintos al pene, como son los dedos. Ahí algunas explicaciones para las personas que no se explican el sexo entre dos mujeres en ausencia de pene o algo que se le parezca.

Dicho sea de paso que si la pareja masculina está pasando por un momento aislado o reiterado de disfunción eréctil, la estimulación de estos puntos puede ser de gran ayuda para alivianar la “responsabilidad de la erección” que muchos hombres heterosexuales llegan a tener. La cuestión es experimentar con nuestra creatividad, jugar, divertirnos y mantener la calma. Aclaro que esto es un factor de apoyo pero no el tratamiento de la disfunción, y además que no es necesario pasar por ella para comprender que el pene no es la única fuente de placer para las mujeres.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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