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¿Qué sucede si mi pareja tiene disfunción sexual?

En serio… hablemos de sexo…

  
Nota publicada el 2 de marzo de 2016
por Rocío Linares

En otras ocasiones hemos hablado de en qué consisten y cuáles son las disfunciones sexuales más comunes, y la semana pasada tocamos algunos puntos de lo que sucede con las personas cuando presentan una disfunción pero ¿qué pasa cuando es nuestra pareja quien presenta estos síntomas?

A veces las personas consultantes pueden venir solas aunque tienen pareja, o sin tenerla desean tratar su disfunción sexual porque es algo que han presentado en más de una relación. Sin embargo, es de vital importancia que reconozcamos que cuando nuestra pareja la presenta, esto puede afectar a la relación y a nosotros mismos de diferentes formas, pues aunque nuestro funcionamiento sexual esté aparentemente bien, somos parte de todas las situaciones de la relación. Entre las más comunes podemos encontrar:

• Resistencia a pensar que existe un problema, pues al principio podría tratarse de algo ocasional y no de una disfunción. Incluso después de una temporada larga podemos negarnos a pensar que se trata de algo importante, especialmente si no se habla.

• Sentimientos de frustración y tristeza al no saber qué está ocurriendo o por qué, lo cual puede ocasionar sentimientos de culpa al pensar que algo de lo que hacemos causa la disfunción en la otra persona cuando esto no necesariamente es así.

• Enojo o rencor hacia la pareja que “nos niega” el placer sexual, lo cual puede ocasionar comportamientos como hostiles tales como la indiferencia o deseos de venganza.

• Cambios negativos en nuestra autoestima al pensar que la disfunción se debe a que ya no somos deseados y/o queridos o que los efectos de la edad o cambios en el peso corporal pudieran ser un factor.

• Ideación de que la pareja está cometiendo infidelidad y por eso ya no quiere o puede tener contacto sexual con nosotros, lo que puede llevar incluso al pensamiento de cometerla.

• Cambios en otras áreas de la relación de pareja tales como la comunicación, sobre todo si a raíz de esta situación pasamos menos tiempo juntos o evadimos el tema, lo cual puede generar que la calidad y deseo de convivencia cambien.

• Cuando hemos recurrido a algún tratamiento podemos generar sentimientos de apatía al pensar que nosotros no somos quien padece la disfunción e incluso cuando llegamos a niveles de inseguridad suficientes, podemos temer que la pareja nos abandone cuando se recupere de la disfunción, lo cual puede ser un factor que dificulte el tratamiento si se ha solicitado.

En algunas ocasiones las disfunciones sexuales se toman como un motivo de separación de la pareja. Sin embargo, podemos ser capaces de verla como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para la misma, que si tomamos exitosamente puede cambiar la relación de formas muy positivas y honestas, aunque no por eso más fáciles. Todo toma tiempo, compromiso y deseo de intimidad por parte de ambos o ambas.

“Las interacciones sexuales de la pareja deben pasar de alienantes a humanas, de secretas y no comunicadas a abiertas y auténticas, de hostiles a afectivas.”

Helen Kaplan

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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