Cuando en el mundo se habla de tradiciones milenarias que permanecen vivas y con gran apego a su origen, el budismo y sus prácticas sin íconos irrefutables, por esto no deja de ser sorprendente la forma en que los monjes budistas hacen uso de dispositivos electrónicos y de Internet.

El templo Longquan, ubicado en Beijing, sobresale en estas prácticas: manejan la comunicación oficial en un sitio web que se actualiza en chino, japones, inglés y coreano, responden preguntas de sus fieles por medio de una cuenta de Twitter que además se traduce a nueve idiomas, estudian los libros sagrados en Ipads y por si fuera poco, desarrollaron un robot monje de nombre Xian´er que tiene capacidad para interactuar con los humanos.

Este templo captó vocaciones de algunos egresados de la Universidad Tsinghua y de la Universidad de Beijing, expertos en inteligencia artificial, quienes hicieron el desarrollo de este robot que además es empleado como personaje principal de distintos cuentos, también escritos por ellos.

Xian´er mide sesenta centímetros y viste un hábito amarillo muy similar al que de forma cotidiana emplean los monjes budistas. Entre sus funciones está la capacidad de percibir datos de su entorno y sostener discusiones básicas sobre budismo.

En una interacción con el público, un periodista del Beijing News preguntó al robot que haría si se viera atrapado en el tráfico de la capital china. El pequeño monje cibernético respondió que sería una buena oportunidad para cantar.

Sus creadores explican que el robot fue diseñado con el fin de promover el budismo entre la juventud china, que mantiene una buena actitud ante todo lo cibernético. Dicen:

"El budismo debe de combinarse con la tecnología moderna, con la esperanza de que la gente pueda aprender y entenderlo mejor".

Esta visión de los budistas contrasta con la forma de pensar de muchas organizaciones de todo tipo, que pretenden mejorar sus resultados siguiendo con más fuerza sus métodos tradicionales, sólo por el hecho de que "siempre se han hecho las cosas así".