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Funciones y disfunciones del vino y el sexo

En serio… hablemos de mitos y afrodisiacos

  
Nota publicada el 27 de abril de 2016
por Rocío Linares

Es común escuchar el mito de que el vino puede ayudar a mejorar el rendimiento o el apetito sexual. Sin embargo, como todo, depende de las circunstancias y las personas de las que se esté hablando. Tanto en esta ciudad como en otras partes del mundo, el vino es un manjar y acompaña muchas de nuestras celebraciones o dolores, y en ocasiones se agrega la música, la comida y personas con las que, por compromiso o no, lo pasamos bien. En estas mismas celebraciones con frecuencia suceden dos cosas: comemos demasiado y/o pasamos la noche acompañados o acompañadas en el sentido sexual por nuestra pareja o alguien más.

Muchas personas han expuesto su testimonio de que el vino les relaja y les ayuda para esos momentos, sobre todo cuando “quedar bien” es un objetivo más urgente que el placer en sí. Esto es cierto, pues las cualidades químicas del vino, y de las bebidas alcohólicas en general, son depresoras del sistema nervioso y relajan. Sin embargo, cuando hablamos de que la moderación no fue parte de la ocasión, esto puede causar algunas consecuencias severas en la sexualidad a corto y largo plazo.

En el primer caso se puede presentar una ausencia parcial o total de erección peneana, falta de control eyaculatorio o de sensación de orgasmo en hombres; por su parte, las mujeres llegan a tener una falta de lubricación vaginal y dificultades para llegar al orgasmo de la misma manera. Dependiendo del grado de ebriedad, es conveniente señalar que las funciones que nos permiten mover el cuerpo van disminuyendo conforme esta va aumentando, y si difícilmente podemos caminar o hablar, hemos de hablar del mismo grado de dificultad para lograr tener relaciones sexuales de una manera satisfactoria para ambos o ambas participantes, si bien el intento es divertido por sí mismo y puede proporcionar un placer distinto al que buscábamos al inicio.

A largo plazo, el consumo excesivo de alcohol trae consecuencias en diferentes ámbitos, pues va desde el daño físico crónico que puede llevar a disfunciones eréctiles, anorgasmia, eyaculación precoz o retardada, o incluso dificultades para conseguir o mantener la excitación tanto en hombres como en mujeres; si el consumo es crónico altera las hormonas que regulan el apetito sexual y este va desapareciendo, a veces de manera irreversible.

También podemos hablar en otras esferas de la sexualidad a la afectación emocional y económica de tener o ser una pareja que consume alcohol constantemente y que tiene mayores factores de riesgo en áreas como la comunicación, el respeto, el tiempo de calidad que pasamos juntos o la atracción misma, que son elementos básicos en la relación de pareja.

Para quienes hasta este punto digan “es que yo lo uso solo de manera ocasional y sin excederme”, es ya un punto a su favor. Sin embargo, no estaría de más comentarles que el alcohol y todas las sustancias que afectan el sistema nervioso crean tolerancia y lo que antes era excesivo, ahora puede ser tolerado y debemos tener cuidado a la hora de evaluar si estamos cometiendo un exceso o no, pues depende mucho de los contextos en los que nos estemos desenvolviendo. Si nos tomamos una copa de vino al día como dicen los consejeros en salud, en mi criterio esto no es excesivo sino incluso saludable por las propiedades alimenticias que tiene. No obstante, hay personas para las que una copa es demasiado.

El vino puede ser para nosotros un pequeño regalo frente a las preocupaciones y motivos de estrés del día con día que pueden afectar indirectamente el apetito sexual. Algunas personas hablan de que tienen un mayor gozo sexual después de beber moderadamente y de manera ocasional, sobre todo las mujeres. Esto tiene sentido desde que la mayoría de las personas somos educadas de una manera que restringe nuestra sexualidad y nos ayuda a soltar algunas de estas ataduras ideológicas.

Hay otras sustancias legales e ilegales, alimentos y bebidas que son populares por tener un supuesto efecto afrodisiaco o anafrodisiaco. Investigando al respecto he encontrado que en la mayoría de los casos esto tiene que ver con la forma del alimento o con el hecho de ser exótico o desconocido en el lugar del que se hable, lo cual puede ser calificado por algunas personas como absurdo. En general, podemos decir que no hay efectos garantizados en ninguno de ellos, ni siquiera en el vino si la falta de apetito se debe a otras cuestiones más arraigadas en nuestras preocupaciones, personalidad o salud física.

Solo agregaré que el vino puede ser un auxiliar, pero tiende más a ser perjudicial si comenzamos a depender de él para poder tener actividad sexual o de cualquier índole aparentemente sin problema.

Los mejores afrodisiacos están en la creatividad de las personas y en los estímulos que ya sabemos que nos hacen responder de esta manera y que son muy particulares, parte de cada persona y el único camino para saberlo es preguntando, experimentando y viviendo. Si usted tiene dificultades con el consumo de alcohol o en sus relaciones sexuales, lo ideal es que hable con un profesional y con su pareja si la tiene para que reciba el apoyo que necesita.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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