En esta semana se dio a conocer la noticia de que está en desarrollo un nuevo dispositivo similar al anillo vaginal anticonceptivo pero que en vez de hormonas combinadas para evitar la ovulación, este emitirá una dosis constante y pequeña de antirretrovirales que en teoría evitarán el contagio de VIH a las mujeres que lo porten.

La Asociación Internacional para los Microbicidas presentó la propuesta en la conferencia Women Deliver, cuyo origen está en la preocupación de que aunque para algunos la epidemia mundial está en relativo control en algunas partes del mundo, en el África Subsahariana y otros lugares las mujeres siguen siendo la población que corre mayor riesgo de contagio por razones sociales tales como la pobreza, el machismo, etc., que dificultan la negociación del uso del condón.

El anillo de silicona se coloca en la vagina de forma muy parecida a como se usa el anticonceptivo: juntando con los dedos haciendo una punta que se inserta y empuja hacia dentro para que tome su forma en el fondo de la vagina, donde una vez colocado ni la mujer ni su pareja podrán sentirlo (aunque del anillo anticonceptivo se estima que el 32% de los hombres si lo sienten, pero esto se soluciona fácilmente empujándolo hacia dentro) y se deberá sustituir cada cuatro semanas.

De esta manera, las mujeres pueden decidir proteger su salud sin la necesidad de negociarlo con su pareja o evitar el contagio en caso de sufrir una violación en donde sabemos que es dramáticamente común. Obviamente esto no sustituye ninguna lucha en contra de los usos y costumbres que violan los derechos de las mujeres, sino que las protege de un contagio de VIH en una situación que está claro que se necesita erradicar pero tomará mucho más tiempo.

Algo muy importante es que IPM recalca que lo idóneo es que el anillo sea utilizado como un refuerzo mas no un sustituto de los preservativos como método de protección contra el VIH.

A partir del mes de julio se darán a conocer los resultados del estudio de efectividad del anillo como paso previo para conseguir la aprobación de su comercialización, misma que se estima que se hará en cinco dólares por unidad. Esperemos que de ser aprobado y eficaz, pueda llegar a todas partes del mundo e integrarse a los sistemas de salud gubernamentales de la misma forma que la mayoría de los anticonceptivos.

La idea es que las mujeres de aquellas partes del mundo puedan adquirirlo a finales del 2018, haciendo previamente una campaña de promoción y sensibilización para que las mujeres se sientan capaces de asumir el control de su propia salud en lugares donde les enseñan desde la cuna que esto no es así.

Respecto a los estudios para su diseño y revisión de eficacia, desde el 2012 el IPM ha realizado pruebas en donde participaron más de 2,600 mujeres de entre 18 y 45 años con alto riesgo de contagio en Sudáfrica, Uganda, Zimbabue y Malaui y los resultados avalan que se redujeron los contagios en hasta 56% en mujeres mayores de 21 años.

Actualmente el reto científico existe, pero el más complicado es el financiero, dado que los donantes han perdido interés en el proyecto y aunque cuentan con el apoyo de algunas compañías y gobiernos como el de Dinamarca, los recursos pueden ser un obstáculo para continuar con el desarrollo de un producto que puede ser clave en la prevención del contagio del VIH.