Las anchoas (anchovetas) y las sardinas pertenecen a la familia Engraulidae, son pequeños peces que ascienden a la superficie durante la noche, para alimentarse de plancton. Ya sea en salazón, ahumadas o en aceite de oliva han adquirido un valor gastronómico considerable en Europa y Asia.

Las mejores anchoas se procesan en La Costa Brava, zona costera de España que empieza en Blanes, y acaba en la frontera con Francia en Portbou. La más destacada es la anchoa en salazón que cuenta con una denominación de origen, se hacen en cajones de madera cubiertas de sal, durante el proceso se drenan y se maduran. La mejor época de captura es en primavera y verano, las anchoas ascienden cerca de la superficie para alimentarse y reproducirse, consecuentemente han adquirido el nivel más alto de grasa y su carne es más aromática y sabrosa.

En nuestro puerto, durante la temporada de pesca, frecuentemente se observan en la noche las luces que iluminan los lados de los barcos anchoveteros o sardineros para atraer a los peces. En la actualidad los campos en los que tradicionalmente abundan están siendo afectados por el cambio climático, sufren una reducción drástica de su población, causada por un incremento de temperatura, de hecho nuestro vecino del norte está programando un veda como medida de mitigación.

A pesar que desde hace años se promueve el consumo de anchovetas y sardinas, en México el consumo per cápita es muy bajo comparado con el de otros países, de hecho la mayor parte de la producción mexicana se destina para el alimento de animales, como la engorda del atún aleta azul.

Espero que pronto, en los anaqueles de las tiendas aparezca productos mexicanos similares a los arriba mencionados junto a la lata “tradicional” de las sardinas en salsa de tomate.