Y como no, si el llamado del gobierno del Estado a los poseedores de autos “chocolate” a enlistarse en un padrón nada mas no funcionó. Pesó más la duda y la desconfianza de los ciudadanos.

Cuando desde el mismísimo interior de la administración estatal emergieron con una propuesta de integrar un padrón de los vehículos irregulares que circulan en Baja California, también emergieron las dudas. Las muchas dudas.

Para qué ese listado? Para qué ese padrón? Cuál es la intención del gobierno, si de regularizar unidades nada se ha dicho?.

Dudas que siguen sin responder y que, lo peor, se agigantan.

Y cuando hay duda, la desconfianza es lo que le sigue.

Los ciudadanos que usan vehículos irregulares, estos es, que no fueron internados de manera correcta al país ya se olvidaron del llamado del gobierno. La propuesta cuyos propósitos jamás de precisaron nació mal y lo que nace mal, mal termina.

Por eso Fidel Villanueva seguro debe estar riendo.

Los ciudadanos, paradójicamente, han confiado mas en hacer un trámite ante una instancia duramente cuestionada, antes que hacer caso de los exhortos del gobierno.

Fidel con su Anapromex sigue vendiendo protección y la esperanza, porque eso, de que vendrá un proceso de nacionalización en donde participaran todos sus agremiados, por llamarles así.

Y sí algo ocupan los poseedores de vehículos “chocolate” es protección, seguridad. Y mal que bien, Villanueva Ramírez se las da. Tan se las da que las autoridades, todas, se hacen de la vista gorda para decomisar los miles y miles de vehículos irregulares que al amparo de una lamina de Anapromex circulan por las calles y avenidas de Baja California.

En tanto, el gobierno ante su fracaso optó por el silencio. Sí, por ese silencio que evidencia y que delata.

Ascensos

En donde los cables y los intereses de enredaron, fue en el proceso para otorgar ascensos a integrantes de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.

Mas tardó en emitir la convocatoria el comité responsable, que en brotar las inconformidades de agentes preventivos. Se trata de un proceso amañado, dijeron, en donde funcionarios de primer nivel al interior del gobierno municipal quieren “beneficiar” a sus incondicionales.

Y seguro que hay algo o mucha de razón en las inconformidades manifiestas, que hasta el proceso se detuvo. Que se investigarán los reclamos, explicaron los responsables de armar la convocatoria.

Al interior de la DSPM la sospecha de que en el proceso de ascensos estaba viciado, surgió de muchos agentes que se declararon fuera de toda posibilidad de incrementar su posición en el escalafón de la dependencia.

Fuera de toda posibilidad, argumentaron, porque en la lista no escrita de ascensos ya se perfilaban agentes que la han hecho de escoltas de funcionarios públicos, como son algunos regidores y el síndico procurador.

Además, otro punto sumamente delicado, denunciaron que algunos jefes al interior de la DSPM venden literalmente los ascensos.

Ante este entorno complicado, desaseado, el proceso para conceder ascensos a policías municipales se detuvo, entro en pausa.

Y seguirá así, detenido, hasta en tanto no se transparente la asignación de ascensos y quede bien claro que funcionarios municipales y mandos policiacos no tienen las manos y los intereses metidos en este complicado asunto.