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Tiempo de vendimias, de otras vendimias

Revelaciones

  
Nota publicada el 21 de septiembre de 2016
por Alfredo Mendoza Rodríguez

Hace no muchos años resultaba impensable que los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, fustigaran de manera directa la figura presidencial. Si no se avalaba el quehacer gubernamental del mandatario en turno, tampoco se le cuestionaba. Era un tema, pues, que no vendía.

Hace no muchos años resultaba impensable cuestionar a la iglesia y a sus representantes. Los líderes religiosos gozaban de un fuero no escrito que les otorgaba una evidente inmunidad social. Hablar de religiosos y de la posibilidad de que algunos estuvieran involucrados en actividades oscuras no vendía.

Hace no muchos años hacer pública una preferencia sexual distinta a la condicionada por una sociedad estrecha y rígida, resultaba impensable. Pobre del que lo hiciera. Ni que decir de involucrarse en marchas reclamando respeto a los derechos de quienes opinaban diferente de los modelos y conductas sexuales. Eso de la diversidad sexual, hoy tan llevada y traída, no vendía.

Hace no muchos años solidarizarse con organizaciones sociales o políticas opuestas al gobierno en turno, resultaba impensable. Sus movimientos se minimizaban y minimizados no trascendían. Apoyar causas contrarias al sistema político era meterse en caminos complicados. Era un tema que no vendía.

Pero eso era hace algunos años. Hoy los tiempos de vendimia son otros. Vaya si lo son!

Hoy pegarle a la figura presidencial, con o sin razón, es lo que vende. Quien se atreve a salir en su defensa, que no sea un militante priísta convencido de su ideología, termina públicamente crucificado. Los medios de comunicación que antes y por ningún motivo cuestionaban el desempeño del presidente en turno, hoy lo ningunean.

Un ninguneo con sabor a desmarque. Desmarque que vende.

Hoy cuestionar y poner en entredicho a la iglesia y a sus representantes, vende y vende bien. Por eso figuras eclesiásticas son cuestionados, ridiculizados y exhibidos. Por eso Televisa no tuvo empacho en hacer mofa de la figura de la Madre Teresa de Calcuta, a la que comparó en uno de sus programas como una repartidora de pizzas.

Un poner en entredicho y un ridiculizar, también con sabor a desmarque. Desmarque que vende.

Hoy exponer públicamente una preferencia sexual “distinta” vende. Se vende y se aplaude. Se aplaude y se defiende. Las voces de respaldo a favor de la diversidad sexual se multiplican, los que se manifiestan en contra se etiquetan de retrogradas e intolerantes. Tiempos distintos. Pero no solo es la preferencia sexual lo que se vende, también “derechos” complementarios: matrimonios, adopciones.

Hoy respaldar las manifestaciones de inconformidad en contra del gobierno, por lo que sea y por quien sea, vende. Y vende bien. Ahora es más lucrativo estar a favor del desorden social que del sistema. De eso se alimentan los paros, los bloqueos, la toma de oficinas públicas; la anarquía.

Pero se trata, pues, de otros tiempos. De otras vendimias.

De estas vendimias que condicionan, que someten, que fustigan.

Aunque la razón y la cordura no estén necesariamente en el inventario de mercancías.

Alfredo Mendoza Rodríguez. El autor es periodista y sociólogo.
 
 

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