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Nuestra sexualidad en el 2017

En serio… hablemos de algo más que sexo…

  
Nota publicada el 28 de diciembre de 2016
por Rocío Linares

Como en cada víspera de año nuevo, actualmente nos estamos preparando para las dificultades y ajustes que vienen en enero, siendo los embates económicos los que se perfilan más complicados. Aun así, cada final de año es común que tengamos un momento de reflexión acerca de las cosas que logramos, las que cambiamos y las que queremos hacer para el siguiente ciclo.

Hemos dicho en algunas ocasiones que en momentos y situaciones complicadas, la sexualidad prácticamente se vive como un lujo del que pocas veces somos conscientes o le damos la importancia debida porque al final de cuentas es la necesidad básica de la que no nos morimos si no cumplimos.

Sin embargo, hago la invitación a reflexionar sobre las cosas que hemos hecho y queremos hacer con esta parte de nosotros, pues una de las formas que tenemos de enfrentar las dificultades, celebrar los acontecimientos felices y de expresarnos de todo a todo como personas.

Con esto no me refiero necesariamente a la parte de tener actividad coital, si bien es una parte divertida, íntima si la volvemos así, y de donde hay mucha tela de donde cortar. Más bien, me refiero a que tenemos la oportunidad de cultivar nuestra plenitud como personas y hay muchas cosas que se pueden hacer para eso con o sin coitalidad, antes, durante y después de ella.

Podemos comenzar por poner atención en lo que nuestros sentidos ofrecen. El hecho de poder ver con detalle, escuchar, distinguir los olores de las cosas y las personas (incluso de diferentes partes del cuerpo de la misma), los sabores y la riqueza del tacto nos pueden ofrecer miles de estímulos para el conocimiento de nuestra sexualidad y también para darle creatividad a lo que aparentemente ya sabemos. Estar en contacto con nuestros sentidos y sobre todo con nuestra respiración es una puerta para que entremos en contacto con lo más íntimo de nosotros, y si la tenemos, de nuestra pareja. Si hacemos esto, podremos hacer un mapa más detallado y actualizado de las zonas erógenas de nuestro cuerpo y de quien nos acompaña tal vez desde hace mucho tiempo pero que va cambiando sin que nos demos cuenta.

Otra forma de hacer contacto con nuestra sexualidad es aprovechar el maravilloso recurso del internet y sobre todo ahora que hay tutoriales para todo. Un propósito que me gustaría proponer, es justamente usarlo para buscar tutoriales de masaje tanto para nosotros como para nuestra pareja. Existen diferentes tipos, intensidades y también materiales o aceites con los que se puede experimentar que no son carísimos como los de la sex shop. La cuestión es ir aprendiendo a des-centrar la sexualidad de la genitalidad que nos ofrece la pornografía en internet, que es un ejemplo burdo de cómo tener relaciones sexuales que en realidad nos aleja del amplio abanico de posibilidades que podríamos tener si nos ponemos a investigar solitos o con la ayuda de otras cosas que no son centrarse en la penetración como usualmente pasa en la pornografía comercial y que tanto maleduca el sentido de la sexualidad coital.

Algo más que podemos hacer sin la necesidad de que en ello medie una dificultad económica es observar cómo nos sentimos o qué significa la sexualidad para nosotros, y esto puede ser tarea prácticamente de todos los días. He dicho antes que esto debería de ser tan frecuente como checar nuestra cuenta de banco, pues en nuestra sexualidad invertimos mucha energía aunque no nos demos cuenta o no tengamos pareja.

Si tenemos pareja, sería muy interesante e importante que nos propongamos cosas que podemos hacer juntos. Revisar el estado de la relación, ampliar el espectro de las cosas que podemos hacer para demostrarnos nuestro afecto, hacer un ahorro familiar, probar algo nuevo en nuestra vida coital, etc. También podemos observar las cosas que sostienen nuestra relación y los elementos que para nosotros son importantes y por cualquier razón hemos descuidado.

Hablábamos en la nota del año pasado de que muchas veces podemos ver el año nuevo como una oportunidad de cambio, pero a veces en retrospectiva podemos ver que el miedo, la vergüenza, la falta de tiempo u otros factores impiden que quitemos esos propósitos que año con año postergamos.

Lo importante en hacer propósitos que tienen que ver con nuestra sexualidad no es que sean necesariamente doce, sino que averigüemos la manera adecuada de lograrlo y venzamos las resistencias que disfrazamos de cualquier pretexto para no hacerlo. Un ejemplo típico es el propósito de terminar una relación que ya no es satisfactoria y que ya nos hemos propuesto muchas veces, pero nos las arreglamos para no hacerlo un mes tras otro, un año tras otro. Esto es un ejemplo de resistencia y sería importante que a nivel terapéutico las personas revisemos lo que hacemos para no lograr nuestros propósitos o de plano nos demos cuenta de los beneficios que obtenemos no cumpliéndolos. Al final todo es para progresar.

Sea lo que sea que se propongan, les deseo un feliz 2017 y que todos sus planes den frutos aunque no sean los que esperaban.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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