Para comprender el presente, hay que conocer y aceptar el pasado. Quien no mira atrás difícilmente entenderá el presente. Y no podrá construir su futuro.
En 1895, la ciudad de México contaba con 500,000 habitantes. Se podrá tener idea de la influencia que tenía el periodismo impreso en la publicidad, e inclusive con el alto índice de analfabetismo de la época, llegaba a los posibles compradores. Esta fue una nueva forma de vender productos con marcada influencia europea especialmente la francesa.
Las famosas tiendas departamentales; El Palacio de Hierro, El Puerto de Liverpool, El Centro Mercantil, El Puerto de Veracruz, daban a la publicidad la misma importancia que a la calidad de sus productos y al trato de sus dependientes.
Estos anuncios de fines del siglo XIX demuestran un concepto de imagen corporativa que a lo largo de más de 100 años ha evolucionado notablemente.
El Puerto de Veracruz fue un gran almacén de ropas y novedades, una de las primeras tiendas departamentales situada en esquina 2da.Monterillas y Capuchinas en la ciudad de México,
Entre su selecta mercancía se contaba con sedas de colores para vestidos de calle. Seda y lana de todos los colores para trajes, tela para vestidos de señoras Grano de Pondre, a solo 0.85 centavos vara, etc.
El anuncio indicaba que además se contaba con ornamentos, bronces y artículos de Iglesia y con un gran surtido de artículos de fantasía.
En su departamento de modas y confecciones contaba con jarrones, tibores, biombos abanicos chinos y japoneses gran surtido de paños, casimires, sombreros, corbatas, bastones. Además de camisas de lino y algodón blancas y de color, puños y cuellos se hacían camisas a la medida y un gran departamento de muebles.
La firma de la empresa era de Signore t Honnorat y Compañía.