No ha pasado un año desde que club de futbol mexicano Chivas decidió irse por la libre en el tema de las transmisiones de sus partidos... decidieron que no necesitaban a una televisora de cobertura nacional y lanzaron su proyecto Chivas TV, lo que si bien es cierto deja algo de dinero, también trajo consigo una larga lista de nuevos dolores de cabeza.

La plataforma Chivas TV ha sido criticada especialmente por los seguidores del rebaño sagrado: porque resultó ser muy cara (más que Netflix) y por sus constantes fallas técnicas... nada más.

Si bien el precio de acceso es una decisión ejecutiva, la parte técnica se antoja más complicada, especialmente porque la conectividad Mexicana deja mucho que desear y porque no es lo mismo tener miles de contenidos para descarga, que uno solo (un partido) que todo mundo quiere ver simultáneamente, en tiempo real.

Ahora, además de estos dos temas, los empresarios del futbol deben lidiar con la piratería de su señal, que al ser digital y disponible en Internet, no tardó en recibir la atención de algunos genios de la tecnología que al más puro estilo de Robin Hood, decidieron dársela a los que no podían pagar, pero con algo de publicidad encima.

Y ni que decir de las transmisiones en vivo que el mismo público puede hacer desde su celular, vía periscope, facebook, hangout y las que se acumulen esta semana.

Los chivaempresarios ahora buscarán tocar las puertas de los gigantes del Internet para que se defiendan sus derechos autorales y se bloqueen los contenidos obtenidos de manera non santa,

El caso de Facebook será digno de seguimiento, pues al considerar al usuario un creador de valor y estimularlo de todas las maneras posibles para que suba videos a la red, lo convierte en un empleado sin sueldo dispuesto a dejar tiempo y dinero por cinco minutos de fama entre sus seguidores. Mientras esto sucede, la red social ve en aumento sus ingresos.

Con Google la historia será distinta, pues entre las muchos proyectos que se desprenden de su corporativo se encuentran las redes para publicidad que comercializan espacios de todo tipo. Cierto, su política está en contra de los contenidos ilegales, pero cuando ellos bloquean un pirata surgen siete que toman su lugar.

Me parece que esta vez, Vergara y su corte ejecutiva se toparán con pared y como siempre en estos casos, el perjudicado es el público. Más tarde que temprano tendrán que aceptarlo: a esto del Internet tampoco le entienden.