Salvador González estaba ocupado en sus asuntos personales cuando recibió una invitación no esperada de Marco Novelo para incorporarse a su administración. Fue una invitación casi con carácter de súplica. Y no era para menos.
El empresario que despacha como alcalde ocupaba de un colaborador con perfil para asumir la dirección de Infraestructura y Servicios Públicos, luego de la fallida actuación de Mayra Medina, funcionaria recomendada por el actual secretario general del ayuntamiento.
González, según un amigo cercano, lo pensó mucho antes de regresar una respuesta afirmativa. Y es que no tenía necesidad de asumir encargos públicos. Su profesión le da para vivir bien y lejos del ajetreo y el estrés oficial.
Marco Novelo y Salvador González se conocen de muchos años atrás. Hay amistad y confianza de por medio. Tan así que el ahora munícipe le confió al segundo la coordinación de sus campañas políticas.
La primera como candidato a diputado, la segunda como aspirante a la alcaldía.
Sus buenas cuentas daban como descontado que Salvador González estaría en el gabinete de Novelo desde el mismísimo 1 de diciembre próximo pasado.
Pero no.
Novelo lo invitó pero su amigo le dijo que no. Que no le interesaba. Que el gobierno no era lo suyo. Y así se mantuvo.
Así se mantuvo hasta que hace unos días Novelo volvió a tocar la puerta de Salvador González para pedirle, como amigo más que como presidente municipal, le echara la mano con una dependencia hundida en una crisis por falta de liderazgo.
Y González terminó por aceptar.
Aceptó y hoy tiene una bronca descomunal sobre la espalda.
La Dirección de Infraestructura y Servicios Públicos se metió en el ojo de un huracán ciudadano que indignado reclama acciones inmediatas en la rehabilitación de cientos de avenidas destrozadas, en la recolección eficiente de la basura doméstica y en la prestación del alumbrado público.
Pero, por si no fueran suficientes los inconvenientes, González se topó con una dependencia dividida en lo interno producto de la lucha por las posiciones de poder de empleados sindicalizados.
Novelo le aseguró al nuevo funcionario que no lo dejaría solo. Por eso lo convenció. Le dejó claro también que no habría intermediarios entre ambos. Esa fue la promesa.
González, reconocido integrante de la agrupación Toasmaster, tendrá que echar mano de los mejores discursos para aplacar las revueltas internas de la dependencia encomendada, y sacar su experiencia profesional para demostrarle a los ensenadenses que Novelo no se equivocó.
Y eso de que no tenía necesidad de meterse en berenjenales, es verdad.