El pasado 30 de marzo del presente año falleció Gilbert Baker a los 65 de edad mientras dormía en su casa en Nueva York (aunque circulan versiones de la noticia que no especifican circunstancia o lugar), quien fuera el diseñador de la bandera del orgullo gay en 1978, misma que se convirtió en una de sus obras más notables y por la que es recordado dentro de la comunidad diversa.
Actualmente esta bandera representa no únicamente a los homosexuales, sino también está incluida en los movimientos de toda la gama de diversidades de la sexualidad y sus expresiones aun cuando ya existen otras banderas y símbolos que las representan, pues es la más conocida y con la que las personas más identifican el movimiento por los derechos de la diversidad sexual.
La historia de esta bandera incluye a Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual de Estados Unidos, quien encargara al diseñador ya prestigioso un símbolo que representara la causa. Gilbert Baker cosió el modelo con telas teñidas por él mismo.
Los ocho colores originales de la bandera, según lo que representaban eran el rosa (sexualidad), rojo (vida), naranja (salud), amarillo (sol), verde (naturaleza), turquesa (magia), azul (paz) y violeta (espíritu). Los colores irían evolucionando con el paso de la historia a seis, pues el rosa era muy costoso de manufacturar y por ello decidieron quitarlo después.
En los años posteriores continuó trabajando sus diseños publicitarios para personajes políticos de diferentes partes del mundo y para los numerosos actos civiles correspondientes al Día Internacional del Orgullo LGBT en San Francisco.
En 1994 creó la bandera más grande del mundo de aquel entonces para la celebración del vigésimo quinto aniversario de los disturbios de Stonewall y en 2003 lo hizo de nuevo con una de 2 km para celebrar el vigésimo quinto aniversario pero de dicha bandera. Esta recorría Cayo Hueso desde el golfo de México hasta el océano Atlántico.
Hace unos años, Gilbert Baker dio una entrevista en la que explicaba que lo que él diseñó era importante para sí mismo y la comunidad porque necesitaban un estandarte, una forma de representarse y de afirmar algo tan simple como su propia existencia, de hacerla visible. Al señalar la original que ahora está en un museo proclamó; “¡Este soy yo!”.