Octubre es el mes de la lucha contra el cáncer de mama y en todo el país se llevan a cabo acciones que refuerzan la concientización y sensibilización de la población en general y de los servicios de salud en particular, para hacer énfasis en la importancia de la detección de cualquier signo o síntoma que puedan presentar las mujeres que tenga que ver con el tema, así como de que se hagan su autoexamen de mama mensualmente desde el inicio de su adultez y su mastografía anual a partir de los 40 años aunque no tengan un indicio ni antecedente familiar previo.
En días pasados, el Instituto Nacional de las Mujeres en Nuevo León señaló como irrespetuosa y violenta una de las campañas por una razón: aparecen unos melones para representar las mamas femeninas y los extremos están de color rosa representando los pezones. El gráfico se presenta al inicio de la nota.
Dicha campaña había sido promovida en redes sociales y parte de los pronunciamientos contra ella es que afecta los esfuerzos que se hacen en el país para atacar el padecimiento, ya que el uso del lenguaje y las imágenes que se usan para referirse a las mujeres es en este caso cosificador del cuerpo de las mujeres, además de que lo representa de manera burda y vulgar, y esto le resta seriedad al propósito que realmente tiene la campaña en su origen.
Actualmente esta campaña se ha retirado de las redes sociales por la presión e indignación generada en estos medios y por parte de INMUJER, señalando los responsables que había sido un error haber publicado y difundido la imagen.
Este es un nuevo episodio en el que el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón ha sido señalado por el sexismo y discriminación con el que se ha dirigido ya en varias ocasiones al hablar de las mujeres y las cuestiones relacionadas con su sexualidad, señalando por ejemplo que a las mujeres con sobrepeso “nadie las quiere” en el 2015.
Este es un ejemplo de las necesidades de sensibilización ante la sexualidad que tenemos como país, como cultura o suma de ellas, como servidores públicos y también como quienes trabajan contribuyendo a un objetivo que busca el empoderamiento de las mujeres y no su ridiculización.
Aunque vivimos la violencia de maneras mucho más aparatosas y muy urgentes de atender en todos los aspectos, no se puede obviar que cuando una campaña se hace restándole respeto al cuerpo de a quien se desea llegar, el objetivo no solo no se cumple, sino que por el contrario lo impide.
Probablemente alguien diría que es “más inmoral” mostrar un par de senos de una mujer pero diremos por qué esto no es así: si se muestran los senos como son, luego de causar el revuelo natural al ser algo poco esperado, se tornaría normal después de entender que ese par de senos no está a la venta ni para el consumo o excitación masculinos necesariamente (como de la misma manera se está luchando por la normalización de la lactancia materna en espacios públicos). Esto crearía un mensaje de que mostrar las mamas en un contexto médico no es algo que debiera ser avergonzante, de la misma manera que hacernos un papanicolau, aunque desde luego la mayoría no estaría lista para ver una vulva abierta en una campaña por muchas razones de la misma índole de buenas a primeras, y desde luego hay que hacer esto de la manera más respetuosa y sensible para que cumpla con su objetivo.
Si ponemos un par de melones o de cualquier otra fruta de las que sabemos que se comparan con las mamas femeninas, seguimos reforzando el morbo y la burla ante la sexualidad y hacia el cuerpo de las mujeres el cual ya tiene suficientes mensajes de auto-comparación, de estética inalcanzable, de que es pecado o delito mostrarlo a no ser que sea para el divertimento masculino.
Hay quien diría que hace falta sentido del humor para relajarnos y verlo como algo chistoso que intenta acercarse a las personas que tienen esta línea de pensamiento. Sin embargo, no nos dejemos seducir por hablarle a los chavos en su idioma, por decir palabras vulgares para que nos entiendan. Esto se puede sin normalizar un lenguaje que degrada y es importantísimo que revisemos en nosotros que si es cosa de sentido del humor, qué es lo que nos causa gracia.