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Ser trans y menor de edad en México

En serio… hablemos de validación legal

  
Nota publicada el 25 de octubre de 2017
por Rocío Linares

Sabemos que en México se han conseguido avances para agilizar y facilitar los trámites de validación legal de la identidad de género y la corrección de los nombres de las personas transgénero y transexuales. Hoy en día no es necesario que una persona adulta que desee hacer un cambio legal de identidad lo haga sin someterse a valoración psicológica o psiquiátrica por el solo hecho de ser trans, aunque desde luego es deseable que esto se haga después de un largo acompañamiento psicoterapéutico y médico que de mayor seguridad a quien está pasando por este proceso, así como a sus familiares.

Sophía es una persona trans que ha hecho historia en México, ya que en este año se dio a conocer la noticia de que hizo el cambio necesario en su acta de nacimiento por la vía administrativa ahora conocida, pero la diferencia es que ella es una menor de solo 6 años de edad.

Con el apoyo de su familia, ahora estudia en la escuela en su rol de género femenino sin el estigma de haber nacido siendo del sexo masculino. Al inicio, según una entrevista que le hicieron a su madre y su terapeuta (David Barrios, expresidente de FEMESS) en el medio EFE, se detonó la bomba cuando en el kínder quiso disfrazarse de “Frozen” y los otros niños se burlaron. Esto era solo un evento, pero en general su conducta era propia de la infancia trans: Melancolía, tristeza, abandono, depresión, aislamiento, etc., por el hecho de no sentir pertenencia al mundo de los niños ni al de las niñas propiamente.

Desde luego el proceso no siempre fue con acompañamiento ni fue sencillo. Se intentaron cosas típicas como intentar que se identificara con cosas que su padre hace, “cosas de niños”, lo cual apuró la situación de Sophía de buscar ayuda en su mamá, quien inició una investigación que la llevó a otras respuestas y a un proceso familiar de miedo y apoyo incondicional a la niña.

El primer paso después del choque inicial de la familia fue permitirle a Sophía serlo en todo su esplendor solo en casa, ya que en su escuela se opusieron. Más tarde se acordó cambiarla de colegio en tercer grado de kínder donde para todos fue conocida desde el principio por su nombre de niña, proceso que favoreció la integración de Sophía al ambiente escolar y a la convivencia con los géneros desde su propia identidad.

Apoyada en su familia, su terapeuta, la organización LEDESER (Litigio Estratégico en Derechos Sexuales y Reproductivos), entre otros, Sophía inició su trámite de corrección de nombre y género en su acta de nacimiento a través del Registro Civil de la CDMX sin la necesidad de los anteriores procesos perjudiciales y hasta traumáticos que acompañaban este proceso en adolescentes y adultos.

Desde luego esta historia marca un hito en la historia de los derechos de las personas trans en nuestro país, pero aún estamos lejos de que todas las vivencias de la infancia en proceso trans tengan finales tan benignos como el de Sophía. Por desgracia estamos viviendo una época que es violenta en general, y la población diversa no es la excepción. Niños y niñas con identidad de género cruzada siguen siendo tratados con confusión e ignorancia, con sus adultos a cargo pensando que están confundidos, que es solo una fase, que es una rebeldía. En otros casos, que quienes tienen pene a fuerzas son niños y quienes tienen vulva a fuerzas son niñas, dejando otras posibilidades de lado si bien a la mayoría así nos pasa.

En este sentido cabe comprender que las personas no solo llevamos el sexo biológico entre las piernas, sino que tenemos procesos hormonales, genes, diferencias cerebrales y de órganos internos que también tienen mucho que ver en cómo se expresa a final de cuentas la propia vivencia de lo biológico. A eso se agrega que la identidad de género se va descubriendo e identificando durante la infancia más temprana y después de eso es imposible hacer una variación, si bien en los papeles y roles de género puede haber cuestionamiento.

Las personas de todas las edades tenemos el derecho de buscar lo que para nosotros sea más adecuado, aun si no coincide con los convencionalismos o las legislaciones actuales del lugar en el que vivimos. Lo importante es que al final de cuentas como personas y familias tengamos la apertura de buscar opciones para encontrar el camino que sea más ergonómico para nosotros. Aunque está contada brevemente, la historia de Sophía no ha sido sencilla, y sin embargo para ella este era el camino y lo fue siempre. No elegimos el camino fácil sino el que es más acorde a nosotros.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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